El aumento en el costo de las rentas de
casas, apartamentos y en general del sector inmobiliario tiene a muchas personas alrededor del mundo buscando soluciones para poder reducir su costo de vida. Ante esta problemática, un arquitecto inglés decidió reformar un contenedor de basura para convertirlo en su nuevo hogar.
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Harrison Marshall, un arquitecto londinense, volvió a su ciudad después de un tiempo de trabajar en Centroamérica y el sudeste asiático. Sin embargo, los altos precios de los arrendamientos le impedían gastar todo su sueldo en una pequeña vivienda, mucho menos poder ahorrar para comprar una en un futuro.
“La renta promedio de un estudio en Central London está en £1400 libras esterlinas (poco más de 7 millones de pesos colombianos). Eso es £16.800 libras al año antes de que las cuentas y los impuestos sean añadidos, y me di cuenta de que no puedo pagarlo”, explicó en sus redes sociales el arquitecto, afirmando que como diseñador es un fiel creyente que la creatividad es una poderosa herramienta para romper las reglas establecidas.
Por ello, en diciembre de 2022, compartió con sus seguidores que, debido al alto costo de la vida en Londres, había tomado la decisión de mudarse a un contenedor de basura, “sí, como esos que ves llenos de basura al lado de la carretera”, el cual reformaría para que fuera su hogar por al menos un año.
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Para ello gastó cuatro semanas y unos $5.000 dólares adaptando el contenedor de basura en un espacio habitable para él. "Los suministros de construcción, que incluyen madera, aislamiento y fijaciones, cuestan $ 4.620 el mobiliario interior, incluido el almacenamiento y el colchón de espuma, cuestan $380", contó a CNBC.
En entrevista con LADbible, el arquitecto mostró cómo la construcción, ubicada en la parte central de Londres, cuenta con un área de descanso, almacenamiento, una ventana y un espacio para cocinar alimentos.
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Fuera del terreno hay un baño portátil que usa para sus necesidades corporales, regularmente se ducha en el gimnasio al cual asiste y lava su ropa en los servicios de lavandería que hay en la ciudad.
Entre risas, admite que sus cuentas han disminuido exponencialmente desde que reside en el contenedor de basura. Aseguró que su cuenta de luz está incluida con la tierra que ocupa, porque es mínima, y el agua que utiliza viene de una manguera anclada a la casa de un vecino. Dentro de sus gastos más grandes está el internet, por el cual paga $20 dólares al mes.
"Con sus altibajos, he convertido mi situación de vida en una obra de arte”, expresó Marshall. Sin embargo, no recomienda a otras personas replicarlo.
“Espero poder mudarme pronto, pero ciertamente no lo cambiaré por ningún ahorro y una habitación pequeña y húmeda", concluyó el arquitecto.
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