La mujer de 92 años fue hallada en evidente estado de descomposición en una casa de España.
Los olores fétidos dejaron al descubierto el oscuro secreto que tenía el sujeto en su vivienda: en un ataúd casero se encontraban los restos de su propia madre.
Llamaron a las autoridades para dar aviso y estas llegaron al domicilio. Tocaron a la puerta, pero como nadie abrió decidieron entrar a la fuerza.
En el improvisado féretro, que a la vez estaba sellado con cinta, encontraron el cadáver. Los primeros indicios señalan que la mujer murió naturalmente, sin embargo, no se explicaban por qué su hijo mantenía el cuerpo.
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Las investigaciones concluyeron que el hecho de guardar el cuerpo no tenía valor sentimental. Por el contrario, era valor económico, pues el sujeto de 62 años seguía cobrando la pensión de su mamá sin importarle que hubiera muerto.
Autoridades no descartan que el hijo de la fallecida padezca algún trastorno sicológico, por lo que es investigado.
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