La vida fue confusa para Elia Fontaine tras despertar del coma en el que cayó el 19 de marzo, en Wanze, Bélgica. Ella, sin saberlo, era una sobreviviente del coronavirus.
Nunca tuvo fiebre ni tos, según su madre, pero la enfermedad atacó su corazón y fue ingresada de urgencia.
Mientras la humanidad seguía luchando contra la pandemia, ella no tenía registro en su mente de los estragos que esta enfermedad hizo en su propio cuerpo.
"Cuando me desperté en el hospital pensé que era 19 de marzo y no, era 15 de abril. Mi mamá tuvo que explicarme todo lo que había pasado. No entendía qué hacía en un hospital. Allí hubo 4 muertes y cuando desperté había más de 4.000”, contó.
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La joven, amante del baloncesto, apenas escapó de la muerte tras padecer un grave cuadro respiratorio y serios problemas cardiacos.
“Fue difícil darme cuenta de que había logrado luchar para salir de este coma, de la enfermedad, y que iba a ser capaz de reanudar mi vida, incluso con este pequeño detalle que me hizo enojar”, afirmó.
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Ese “pequeño detalle” fue la amputación de una pierna como consecuencia del COVID-19 .
Ahora, con la guerra ganada, sus amigos recaudan fondos para poder comprar una prótesis con el fin de que ella siga su vida como deportista.
“Por el momento creo que tenemos más de 10 mil euros en donaciones, esto ira a una cuenta bancaria”, dijo Zakaria Henrard, uno de sus allegados.
Elia, mientras tanto, pide "tener cuidado porque el COVID-19 puede afectar a cualquiera y puede tener graves consecuencias. Soy prueba de ello"
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Ya curada, siente que ganó el partido de su vida al reponerse de un virus que tiene de rodillas a la humanidad.