El papa Francisco pidió a los fieles latinoamericanos la unidad y ejemplo de los católicos, como la mejor expresión de la verdadera evangelización, y destacó que el debate y la educación deben ayudar a definir la cultura que se espera.
Ante unas 5.000 personas, buena parte de ellas del sector educativo católica, el sumo pontífice dijo que "las comunidades educativas tienen un papel fundamental, esencial en la construcción de la ciudadanía y de la cultura".
Destacó que se deben buscar "espacios de verdadera búsqueda, debates que generen alternativas a las problemática existentes". Además reclamó que es urgente que "nos animemos a pensar, a buscar, a discutir sobre nuestra situación actual. Sobre qué tipo de cultura queremos o pretendemos no solo para nosotros, sino para nuestros hijos, para nuestros nietos".
"Qué bien nos hará preguntarnos: ¿Cómo la queremos dejar? ¿Qué orientación, qué sentido queremos imprimirle a la existencia? ¿Para qué pasamos por este mundo? ¿Para qué luchamos y trabajamos? ¿Para qué estudiamos?", cuestionó.
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(Vea aquí: En Quito, papa Francisco advierte sobre tentación de las dictaduras)
Un mensaje al papa por parte de los jóvenes
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Carolayne Espinoza, una estudiante universitaria, en un breve discurso hizo votos para que "en nuestro país finalmente pueda superarse el equívoco que la dimensión religiosa y todo lo que ella ha producido en cultura y humanidad, debe ser excluida de las aulas para proteger la libertad personal y la conciencia de cada uno".
Horas antes, en la homilía de la misa campal en un parque del norte quiteño, Francisco dijo que es necesario "atraer con nuestro testimonio a los alejados, en acercarse humildemente a aquellos que se sienten lejos de Dios y de la Iglesia, a los que son temerosos o a los indiferentes para decirles: El Señor también te llama a ser parte de su pueblo y lo hace con gran respeto y amor".
Francisco afirmó que en el mundo reaparecen diversas formas de guerras y enfrentamientos, pero que los cristianos deben insistir en la "propuesta de reconocer al otro, de sanar las heridas, de construir puentes, de estrechar lazos y de ayudarnos mutuamente a llevar las cargas".
"La evangelización no consiste en hacer proselitismo. El proselitismo es una caricatura de la evangelización", añadió.
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Los fieles coreaban "Francisco, Francisco" y muchas personas aplaudían con más fuerza en partes de la homilía del papa.
Monseñor, Fausto Trávez, presidente de la Conferencia Episcopal, al final del servicio religioso dijo que la visita de Francisco a Ecuador "suscita gran interés, esperanza y alegría; porque escuchamos en sus palabras la mismo voz de Dios y de la iglesia. Nuestro pueblo tiene hambre de Dios".
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Manifestó que "nuestro pueblo quedará marcado para siempre con su presencia, así como quedó grabado en la mente y el corazón la visita de San Juan Pablo II, hace 30 años. Esa visita nos impulsó a renovar nuestro compromiso evangelizador".
Antes del oficio religioso, Francisco se reunió con obispos ecuatorianos, e hizo lo mismo con educadores católicos y miembros de la sociedad civil para cerrar con una visita privada a la iglesia jesuita de La Compañía.
El Bicentenario lucía abarrotado la madrugada por feligreses que pasaron la noche en el lugar, pese a que cayó un torrencial aguacero, del que buscaban guarecerse cubiertos con plásticos, cobijas y bolsas de basura mientras cantaban y compartían café.
Cierra la jornada con un encuentro con la sociedad civil y una visita privada a la Iglesia de la Compañía de Jesús, en pleno casco colonial quiteño.
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