Un sismo a poca profundidad de magnitud 5,9sacudió este miércoles el sureste de Australia , cerca de la segunda ciudad del país, Melbourne, sin provocar víctimas, pero generando algunas escenas de susto entre sus ciudadanos, poco acostumbrados a los terremotos.
Los servicios de rescate recibieron llamadas incluso desde Dubbo, a unos 700 km del epicentro.
El servicio geológico estadounidense calibró inicialmente su magnitud en 5,8, pero luego la revisó a 5,9. La profundidad del epicentro se situó a 10 kilómetros.
La mayoría de los habitantes de Melbourne, que están confinados desde hace ocho semanas, estaban en sus casas cuando la tierra tembló.
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Muchos salieron de sus viviendas, asustados, en unas escenas de pánico que inundaron las redes sociales.
Zume Phim, de 33 años, dueño de la cafetería Oppen de Melbourne, se precipitó hacia la calle en cuanto sintió el temblor.
"Todo el edificio temblaba. Todas las ventanas temblaban, como una ola de temblores", declaró a la AFP.
"Nunca había vivido esto. Daba un poco de miedo", admitió.
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Desde Nueva York, el primer ministro Scott Morrison aseguró que por el momento no se habían notificado víctimas ni daños importantes.
"Un seísmo de esta naturaleza puede ser muy alarmante (...) Son fenómenos muy inusuales en Australia", aseguró.
En el barrio de Chapel Street, una popular zona comercial de Melbourne, había ladrillos y otros elementos desprendidos de los edificios en la calzada.
Se trata del mayor sismo ocurrido en el sureste de Australia en años, declaró a la AFP Mike Sandiford, geólogo de la Universidad de Melbourne.
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Un terremoto de esta magnitud se produce cada "10 o 20 años en el sureste de Australia, el último fue el de Thorpdale en 2012", declaró.
"Tuvimos algunos muy grandes, de magnitud 6, a finales de los años 1800, aunque no se conocen con exactitud las magnitudes precisas", subrayó.
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Según Geoscience Australia, el sismo estuvo seguido de cuatro réplicas, cuyas magnitudes oscilaron entre 2,5 y 4,1.
Las obras para reparar los daños podrían verse entorpecidas por el confinamiento y las manifestaciones que se están llevando a cabo estos días.
Centenares de personas con botas de trabajo y chalecos reflectantes se concentraron este miércoles en el centro de Melbourne para protestar contra la obligación de que los obreros de la construcción tengan que estar vacunados contra el COVID-19.
El martes, la policía antidisturbios usó gas lacrimógeno y pelotas de goma para dispersar una violenta manifestación e indicó que "no se tolerarían" nuevas protestas.