Estados Unidos y China, que se oponen en múltiples frentes, se comprometieron el sábado a "cooperar" en materia de cambio climático, antes de la cumbre para abordar el problema organizada por Joe Biden.
Ambos países "están comprometidos a cooperar entre sí y con otros países para abordar la crisis climática con la seriedad y urgencia que exige", indicaron en un comunicado firmado por el enviado estadounidense para el clima, John Kerry, y su par chino, Xie Zhenhua.
Los dos países dijeron estar "esperando ansiosamente" la cumbre ambiental virtual organizada por Biden entre el jueves y viernes próximos, aunque el texto no dice si el presidente chino, Xi Jinping, asistirá a la cita.
"Esperamos que participe", dijo Kerry a periodistas el domingo en Corea del Sur. "Por supuesto, cada país tomará sus propias decisiones", añadió. "No buscamos forzar a nadie. Buscamos cooperación".
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El presidente demócrata invitó a 40 líderes mundiales a esta reunión de rara magnitud para un presidente en el poder desde hace solo tres meses.
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Línea común
La administración estadounidense abrirá la reunión revelando lo que ha anunciado como un nuevo plan de ambiciosos objetivos para la reducción de la emisión de gases con efecto invernadero.
Mientras tanto, exhibe una línea común con su gran rival chino.
El texto publicado el sábado enumera las múltiples vías de cooperación entre las dos economías más grandes del mundo, que juntas representan casi la mitad de las emisiones de gases de efecto invernadero responsables del cambio climático.
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Washington y Pekín manifiestan "el fortalecimiento de sus respectivas acciones y cooperación en procesos multilaterales, incluyendo la Convención Marco de Naciones Unidas sobre Cambio Climático y el Acuerdo de París".
Kerry, exjefe de la diplomacia estadounidense, fue el primer funcionario de la administración del presidente Biden en visitar China, lo que abre una esperanza de que las dos partes puedan trabajar juntas en el desafío global pese a las altísimas tensiones en otros frentes.
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Los principales puntos de fricción son la política china en Hong Kong y el trato a los uigures en la región de Xinjiang, que han generado críticas estadounidenses que Pekín denuncia como intentos de interferir en sus asuntos internos.
También figura entre ellos la guerra comercial o la cuestión de Taiwán.
Desde su primer día en la Oficina Oval, Joe Biden dispuso el regreso de Estados Unidos al Acuerdo de París, revirtiendo la decisión de abandonarlo de su predecesor, Donald Trump, un escéptico del cambio climático.
El acuerdo de París de 2015, que Kerry negoció cuando era secretario de Estado, comprometió a las naciones a tomar medidas para mantener los aumentos de temperatura en no más de dos grados centígrados por encima de los niveles preindustriales.
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Estrategias a largo plazo
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Biden espera que su cumbre se traduzca en compromisos más firmes antes de las conversaciones climáticas lideradas por la ONU en Glasgow a fin de año.
Según la declaración del sábado, Washington y Pekín "tienen la intención de desarrollar" sus estrategias a largo plazo para lograr la neutralidad de carbono para el momento de la cumbre escocesa.
Otras medidas a corto plazo incluyen el fortalecimiento de las "inversiones y la financiación internacionales", con el fin de apoyar la transición a la energía verde en los países en desarrollo, así como la eliminación gradual de la producción y el consumo de hidrofluorocarbonos, gases que se utilizan principalmente en refrigeración, acondicionadores de aire y aerosoles.
Las acciones a más largo plazo que se tomarán en la década de 2020 para mantener "al alcance" el aumento de temperatura acordado en el Acuerdo de París incluyen la reducción de las emisiones de la industria y la generación de energía, la intensificación de las energías renovables, el transporte limpio y la agricultura resistente a las variaciones climáticas.
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En ausencia de Estados Unidos durante la era Trump, China ha asumido un papel importante junto a la Unión Europea en la lucha contra el cambio climático, y el presidente Xi se comprometió el año pasado a lograr la neutralidad de carbono para 2060.
Esta semana, la diplomacia china ironizó sobre los nuevos acentos de Washington, afirmando que más que de un "regreso glorioso" se trata de "un mal estudiante que vuelve a la escuela después de faltar a clases".
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