Jayne Carpenter es la exenfermera británica que se quitó la vida después de que perdió ambas piernas, un brazo y varios dedos por una tos que se convirtió en una sepsis mortal hace cuatro años.
La mujer, oriunda de Merthyr Tydfil, Reino Unido , pasó más de dos meses en un hospital en estado de coma luchando por su vida y aunque sobrevivió perdió sus dos piernas, su brazo izquierdo hasta el codo y cuatros dedos de su mano derecha.
Inicialmente, le habían diagnosticado neumonía, pero realmente se trataba de una sepsis, una enfermedad que se desarrolla por una infección y que ataca a los tejidos del cuerpo, ocasionando también fallas orgánicas y hasta la muerte.
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Tras salir del hospital, la exenfermera se volvió en una entusiasta viajera junto a su esposo Rob. Además, estaba recaudando fondos para someterse a una costosa cirugía, para la que alcanzó a recaudar 27 mil libras esterlinas, un poco más de 140 millones de pesos.
Sin embargo, al tomar la decisión de quitarse la vida señaló que estaba “sufriendo la vida en vez de disfrutarla”, por lo que decidió ahorcarse en su casa.
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El marido de Jayne había recibido una llamada de su esposa pidiendo que recogiera su perro, pero cuando llegó a la casa la encontró muerta.
En una audiencia sobre el caso, Rob dijo que después de que le amputaran las extremidades su esposa "puso todo su esfuerzo en recuperar su vida" y se había convertido en defensora de la concienciación sobre la sepsis.
La forense del caso dictaminó que el deseo de vivir de Jayne se vio "desafiado por los eventos traumáticos que le cambiaron la vida”.
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