Hecho a semejanza del científico danés Henrik Shärfe, este androide, con piel a base de un componente de silicona y cabello real, es capaz de imitar los gestos de su "doble", decir algunas frases y responder a estímulos como la sonrisa de otra persona.
Su parecido a Shärfe, profesor de la Universidad de Aalborg, Dinamarca, ha servido para algunos experimentos que se acercan a lo increíble, explicó el científico durante una presentación del robot en Costa Rica.
En una ocasión, contó Shärfe, dejó al androide sentado al frente de una clase en la Universidad y no fue hasta en el receso que los estudiantes se dieron cuenta de que no se trataba del profesor, sino del robot.
"Me han preguntado por qué crear un robot que se parezca a una persona, y la respuesta es simple: el cuerpo humano es lo más fabuloso que hay y, a pesar de la tecnología de punta de hoy, es increíblemente difícil crear algo tan flexible y un gran reto construir algo tan parecido", afirmó Shärfe.
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El científico danés aseguró que en algunos años los robots y los humanos convivirán juntos y es posible que a los androides se les encarguen algunas tareas cotidianas como cuidar a los niños, cocinar o hasta pilotar un avión.
"En algunos años tendremos robots caminando por las calles y muchos se parecerán a los humanos. La ciencia ficción ya se está convirtiendo en realidad", afirmó.
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Pero debe de resultar extraño mirarse reflejado en un robot. "Es bastante extraño. A veces entro al laboratorio y por una fracción de segundo pienso ¡qué estoy haciendo allí!. Pero de inmediato recuerdo que es el robot, lo que la mayoría de las veces resulta genial", dijo el científico danés.
Pese a lo impresionante e interesante que puede parecer ese mundo en el que humanos y robots convivan diariamente, Shärfe reconoció que, al igual que pasa con cualquier invento tecnológico, su conveniencia dependerá del uso que se le dé, tomando en cuenta principios éticos y morales.
"Existe un gran riesgo de que los androides se utilicen para propósitos incorrectos, pero mi esperanza es que en un futuro trabajemos con androides que sean nuestros amigos", declaró el danés.
Al contar la experiencia que ha tenido al mostrar al Geminoid DK, Shärfe admitió que ha percibido una especie de "complejo de doctor Frankenstein" y que mucha gente teme que las máquinas se van a apoderar del mundo en un futuro cercano, como lo ha recreado Hollywood en muchas películas.
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Shärfe y Geminoid DK se encuentran en Costa Rica para participar este fin de semana en la Olimpiada Nacional de robótica, en la que más de un centenar de niños y jóvenes presentarán sus inventos y competirán por cupos a la Olimpiada Mundial, que se realizará en noviembre en Indonesia.
El danés dijo que el objetivo de su participación en este evento es impulsar a los niños a que den vuelo a su imaginación, se motiven con el desarrollo tecnológico e intenten sus propios inventos aunque al principio crean que se tratan de "ideas locas".
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Construir el Geminoid DK requirió de una inversión "baja", cercana a los 160.000 dólares, y Shärfe cree que "no está claro" que se vaya a producir en masa, pues la tecnología va evolucionando día con día.
Lo que sí cree el danés, es que uno de los grandes retos de la robótica es "tomar las tecnologías distintas que existen y combinarlas" y, aunque se trate de un tema serio, hay que tratar de divertirse en el proceso.