Iquique, en Chile, es una ciudad portuaria, libre de impuestos, a donde muchos chilenos llegan a comprar. A 20 kilómetros de allí, en el desierto de Atacama, se está formando uno de los cementerios de ropa más grandes del mundo.
Cerca de 39 mil toneladas de residuos textiles se están desechando allí cada año. Es ropa que viene en los contenedores que llegan al puerto y que es separada porque tiene imperfecciones, está rota, sucia, o es de tallas muy grandes y no se puede vender.
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Como los basureros legales no la aceptan son botadas en pleno desierto.
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Algunas de esas prendas, elaboradas en países como Indonesia o China, ni siquiera han sido usadas.
Esta es una problemática que muestra la magnitud del problema que la industria textil genera, pues la segunda más contaminante en el mundo.
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