Desde los cuatro años y por poco dinero trabajan en condiciones peligrosas para garantizar este mineral que es usado en fabricación de baterías de celulares.
“Cuando me despierto me siento terrible de saber que tengo que regresar aquí”, dice Dorsen, uno de los pequeños que, quizá sin saberlo, arriesga su vida en estas minas de cobalto.
Gracias a ellos, que extraen grandes sacos del mineral, comerciantes chinos fabrican baterías para celulares y computadores que terminan distribuidos alrededor del mundo.
Ninguno de quienes trabajan allí usa guantes o máscaras, están expuestos todo el tiempo a un enemigo silencioso, pero mortal: el cobalto.
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Organización Mundial de la Salud advierte que estar expuesto a este mineral puede causar problemas de salud a largo plazo.
El médico Becha Gibu asegura que por eso siguen apareciendo enfermedades extrañas en la aldea.
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“Esa mina es tóxica y está destruyendo a nuestros bebés adentro de nosotras”, asegura Jolie Mutumbu, quien también trabaja en la extracción de Cobalto.
Habitantes se preguntan cuánto falta para que alguien reaccione frente a este drama humanitario.