
El Departamento de Justicia de Estados Unidos dio a conocer que un médico fue sentenciado a 10 años y tres meses de prisión por hacer fraude en el marco de sus funciones profesionales. El hombre, identificado como Jorge Zamora-Quezada, de 68 años, le diagnosticaba enfermedades que no tenían a sus pacientes y realizaba otras acciones para cobrar el dinero de los seguros, con los que compraban bienes exclusivos, entre los que se encuentran apartamentos, carros e incluso un jet privado.
"Además de su condena de prisión, se decomisaron 28.245.454 dólares, 13 propiedades inmobiliarias, un jet y un Maserati GranTurismo. Según las pruebas presentadas en el juicio, Zamora-Quezada diagnosticó falsamente a sus pacientes con artritis reumatoide y les administró medicamentos tóxicos para defraudar a Medicare, Medicaid, TRICARE y Blue Cross Blue Shield", se lee en un documento compartido por el Departamento de Justicia de Estados Unidos.
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Además de valorar falsas enfermedades, el médico le mandaba a sus pacientes a que se hicieran exámenes y pruebas innecesarias, falsificó los historiales médicos para respaldar los diagnósticos. "Tras un juicio de 25 días, Zamora-Quezada fue declarado culpable de un cargo de conspiración para cometer fraude de atención médica, siete cargos de fraude de atención médica y un cargo de conspiración para obstruir la justicia", agregó la entidad federal.
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Entre las pruebas innecesarias que el médico le pedía sus pacientes se encuentran: inyecciones, infusiones, radiografías, resonancias magnéticas y otros procedimientos con efectos secundarios potencialmente dañinos, con los que incluso había riesgo de muerte. “El Dr. Zamora-Quezada financió su lujoso estilo de vida durante dos décadas traumatizando a sus pacientes, abusando de sus empleados, mintiendo a las aseguradoras y robando dinero de los contribuyentes”, declaró Matthew R. Galeotti, Jefe de la División Penal del Departamento de Justicia.
De acuerdo con la entidad, los reclamos fraudulentos de atención médica en contra del médico están en alrededor de 118 millones de dólares. “Es imperativo investigar y abordar esta forma de fraude, no solo para proteger a las personas vulnerables, sino también para defender la integridad del sistema federal de salud y salvaguardar el uso de los fondos públicos”, dijo el agente especial a cargo Jason E. Meadows, de la Oficina del Inspector General del Departamento de Salud y Servicios Humanos de EE. UU. (HHS-OIG).
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“El FBI se compromete a trabajar con todos nuestros socios para abordar el fraude en la atención médica”, declaró el agente especial a cargo Aaron Tapp, de la Oficina de Campo del FBI en San Antonio. El Departamento de Justicia alerta que el caso no solo fue una pérdida financiera, sino que implicó el daño físico y emocional sufrido por los pacientes y sus familias. "Los diagnósticos falsos y los potentes medicamentos de Zamora-Quezada causaron efectos secundarios debilitantes en sus pacientes, incluyendo accidentes cerebrovasculares, necrosis mandibular, caída del cabello, daño hepático y dolor tan intenso que dificultaba las tareas básicas de la vida diaria, como bañarse, cocinar y conducir".
Exempleados del médico le dijeron a la entidad federal que el hoy sentenciado impuso cuotas estrictas de procedimientos. De acuerdo con ellos, Zamora se refería a sí mismo como la "eminencia". También dicen que le lanzó un pisapapeles a un empleado, contrató empleados a los que podía manipular porque tenían visas J-1 y su estatus migratorio podía verse comprometido si perdían sus empleos, y despidió a quienes lo desafiaron. "Se estableció que Zamora-Quezada les dijo a los empleados que 'aparecieran' los registros faltantes. Exempleados también relataron haber sido enviados a un granero para intentar recuperar los registros. Allí, los archivos estaban saturados de heces y orina, roedores y termitas que infestaban no solo los registros, sino también la estructura", agregó la entidad.
MATEO MEDINA ESCOBAR
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