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En la Plaza de San Pedro del Vaticano, el Papa León XIV presidió la ceremonia de canonización de siete nuevos santos, entre los que destacan por su origen venezolano el doctor José Gregorio Hernández y la madre Carmen Rendiles. Más de 70.000 personas asistieron a la misa solemne en una jornada que convocó a fieles de distintas partes del mundo, especialmente de América Latina.
La canonización fue recibida con entusiasmo en distintas ciudades de Venezuela, particularmente en Caracas, donde cientos de personas se reunieron desde la madrugada en la Plaza Candelaria para seguir la transmisión del acto religioso. La emoción de los asistentes contrastaba con la sobriedad del rito en Roma, donde las reliquias de los nuevos santos fueron llevadas al altar al compás de las campanas de la Basílica de San Pedro.
José Gregorio Hernández nació en Isnotú, estado Trujillo, en 1864. Estudió medicina en Caracas y posteriormente se especializó en París, desde donde regresó para dedicar su vida a la práctica médica en comunidades vulnerables del país. Introdujo el uso del microscopio en Venezuela y fue pionero en los estudios de bacteriología. A pesar de sus logros académicos, su mayor reconocimiento proviene de su trato con los enfermos.
Lo llamaban "el médico de los pobres" por su disposición a atender sin cobrar y su entrega total al bienestar de los pacientes. Falleció en Caracas en 1919, atropellado por un vehículo, uno de los pocos automóviles que circulaban en la ciudad para entonces. Desde entonces, su figura ha sido objeto de una profunda devoción en Venezuela y otros países de América Latina. Su beatificación se concretó en 2021, tras el reconocimiento de un milagro certificado por el Vaticano.
La figura de José Gregorio Hernández fue adquiriendo un carácter devocional con el paso de los años y en muchas casas venezolanas su imagen empezó a ocupar el lugar de los santos tradicionales. Además, se multiplicaron los testimonios de personas que afirmaban haber recibido favores, curaciones y alivios tras orar a José Gregorio Hernández.
Uno de los testimonios más conocidos es el de Yaxury Solórzano Ortega, una niña venezolana que recibió un disparo en la cabeza y los médicos dijeron que su estado era irreversible. Sin embargo, su familia se aferró a la oración y pidió la intercesión de José Gregorio, que, contra todo pronóstico, la menor se recuperó. Este hecho fue revisado por la Iglesia y aprobado por el Papa Francisco como milagro en 2020, lo que permitió que Hernández fuera beatificado en 2021.
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Desde Caracas hasta Popayán, fueron miles los que se reunieron a orar, encender velas y compartir sus experiencias. En la capital venezolana, María Lara relató en Noticias Caracol cómo enfrentó un diagnóstico de cáncer con la ayuda de la fe: "Salí con cáncer, grado uno, y yo le pedía mucho, primeramente a mi Dios y después a mi doctor José Gregorio, que el día que yo me viniera a hacer mis estudios no me apareciera nada de nada. Gracias a Dios y al doctor, estoy muy agradecida por él".
Otro testimonio fue el de Obeymar Vinasco, quien asegura haber mejorado significativamente de una afección gástrica tras rezarle a José Gregorio Hernández. Su relato apunta a una recuperación completa que él atribuye a su fe: "Hoy en día puedo decir que mi hígado está superbién, puedo decir que los triglicéridos los tengo regulados, puedo decir que todos los sistemas de mi cuerpo están en perfectas condiciones, y tengo que decir que yo estoy vivo gracias a que le puse fe"
En Popayán, ciudad del suroccidente colombiano con fuertes tradiciones religiosas, también se vivieron jornadas de oración y agradecimiento. Entre los asistentes a las actividades religiosas, María Mercedes Muñoz dio a conocer su testimonio: "A través de la de las novenas del hermano, que en ese tiempo también era siervo, hoy nos alegramos por la canonización. Yo me sané. Ya no tengo ningún síntoma ni nada de lupus". Para muchos, el nombre de José Gregorio ha estado presente en sus oraciones desde hace años, mucho antes de su reconocimiento oficial como santo.
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Otro habitante de Popayán, Tulia Pino, habló de un accidente automovilístico que, según su testimonio, cambió su vida. Fue atropellado, lo que le causó problemas de movilidad. Sin embargo, afirma que su recuperación parcial se debe a José Gregorio Hernández: "Me cogió un carro y me accidentó, y con ese milagro me estoy parando". Pese a una nueva dolencia, una trombosis cerebral, dice caminar en nombre del nuevo santo: "Ahora estoy enfermo con trombosis cerebral, pero yo camino en nombre del hermano Gregorio. Yo le pido todos los días, todos los días le pido".
Durante las misas celebradas en Popayán, sacerdotes locales incluyeron en sus sermones palabras sobre la canonización del médico venezolano. En las afueras de los templos, las imágenes y estampas con su figura fueron las más vendidas, reflejando el entusiasmo con que fue recibida la noticia: "Me parece que se lo merece, porque ha hecho muchos milagros, y gracias a Dios, pues ya está santificado", expresó Orlando Atención.
En paralelo a la canonización de Hernández, el Papa León XIV también declaró santa a la madre Carmen Rendiles. Nacida en Caracas en 1903, se destacó por su vida religiosa y su labor social. Fundó la Congregación de las Siervas de Jesús y trabajó en proyectos educativos y de ayuda a comunidades vulnerables en Venezuela, Colombia y Ecuador.
Dos milagros fueron reconocidos por el Vaticano para avanzar su causa: uno de ellos fue la recuperación de la movilidad de una médica que tenía paralizado su brazo derecho desde 2003. El segundo ocurrió en 2015, cuando una joven diagnosticada con hidrocefalia se recuperó sin que existiera una explicación médica clara. Carmen Rendiles falleció en 1977, luego de pasar sus últimos años en silla de ruedas tras un accidente. Hasta el final de su vida se mantuvo activa en su vocación religiosa.
VALENTINA GÓMEZ GÓMEZ
NOTICIAS CARACOL
vgomezgo@caracoltv.com.co