Barack Obama desdeñó como "ridículas" las críticas de Donald Trump contra las elecciones presidenciales de noviembre, que el aspirante republicano denunció como amañadas a favor de la demócrata Hillary Clinton.
"Por supuesto que las elecciones no serán amañadas", dijo Obama durante una rueda de prensa en el Pentágono.
"Si el señor Trump sugiere que hay una teoría de conspiración que está siendo propagada por todo el país (...) eso es ridículo", afirmó el mandatario.
La aguda reacción de Obama ocurre a medida que algunos analistas y observadores advierten que Trump podría estar preparando el terreno para rechazar un eventual triunfo de Clinton y quizás provocar desórdenes civiles tras los comicios.
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Trump ha perdido posiciones en los sondeos ante Clinton, en medio de una seguidilla de controversias que lo han colocado en desacuerdo con dirigentes republicanos.
El magnate inmobiliario de 70 años, que ganó fácilmente las primarias del partido Republicano, denunció que el senador Bernie Sanders perdió la contienda interna demócrata debido a un "sistema amañado".
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Sistema corrupto
Asimismo, el pasado lunes amplió el enfoque de esas quejas, advirtiendo a sus seguidores en un mitin en Columbus, Ohio (norte) que los comicios generales en sí estarán manchados por el fraude.
"Les digo, el 8 de noviembre, tenemos que tener cuidado porque esta elección va a estar amañada", dijo más tarde ese día el millonario a la cadena Fox News.
"Y espero que los republicanos estén mirando de cerca o nos la van a quitar" las elecciones, advirtió.
Obama dijo que aunque en las competiciones y los juegos los perdedores suelen quejarse de que hubo trampa, "nunca había escuchado a alguien quejarse de la trampa, antes que el resultado se totalice".
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Algunos expertos dicen que los comentarios de Trump amenazan la idea elemental de que la elección presidencial estadounidense se disputa pacíficamente a pesar del caos político que atraviesa el país.
"Declaraciones como las que ha hecho Trump, sin ninguna explicación, socava la legitimidad del sistema", dijo Michael Heany, politólogo de la Universidad de Michigan.
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Aunque Heany señaló que las denuncias de Trump forman "parte de su patrón de provocar miedo", el analista reconoció que el aspirante republicano está abordando legítimas preocupaciones sobre el arcano y complejo sistema electoral estadounidense.
El presidente de Estados Unidos es electo con los votos de los miembros de un "colegio electoral" - proporcionales a la población de los 50 estados-, y es posible resultar ganador sin obtener la mayoría absoluta de los votos sufragados.
La confianza en el sistema ha bajado, según un estudio del instituto Pew Research sobre la percepción de los votantes respecto a la exactitud del resultado electoral.
En 2004, 48% de los estadounidenses dijeron estar muy confiados en que los votos eran contados correctamente, publicó el Pew. Esa proporción bajó a 43% en 2008 y solo 31% en 2012.
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El fantasma del fraude en la votación ha estado presente por años, incluyendo en la cerrada elección de 1960 entre John F. Kennedy y Richard Nixon, donde aparentemente los muertos votaron en el estado de Illinois. Polémicas estallaron en Ohio en 2004.