La historia de los mártires de Otranto comienza el 28 de julio de 1480, cuando la ciudad más oriental de Italia fue asediada por una flota comandada por Agometh, que estaba a las órdenes de Mahoma II, el Conquistador, quien en 1453 había conquistado Bizancio y ahora quería Roma.
Los soldados que custodiaban la ciudad no tardaron en abandonarla, dejando solos a los refugiados. El 11 de agosto, las milicias musulmanas entraron a Otranto y comenzaron una matanza, en la que murió el obispo de la ciudad Stefano Pendinelli.
Agometh ordenó a los soldados reunir a los hombres sobrevivientes, mayores de 15 años, y les pidió renunciar a la fe cristiana o, de lo contrario, serían decapitados.
Según la tradición, un sastre de la ciudad de nombre Antonio Primaldo tomó la vocería y dijo: "Todos creemos en Jesucristo, hijo de Dios, y estamos dispuestos a morir mil veces por él". Agometh decreta la condena a muerte de los 800 prisioneros.
Grupos de 50 prisioneros fueron llevados a la colina de la Minerva, en las afueras de la ciudad, y decapitados.
Benedicto XVI firmó el 20 de diciembre de 2012 el decreto con el cual se reconoce un milagro gracias a la intercesión de este grupo de mártires.
Antonio Primaldo es el único nombre que se transmitió de los 800 desconocidos, entre los que figuraban pescadores, artesanos, pastores y agricultores.
Updated: mayo 09, 2013 06:06 p. m.