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A más de 14.000 kilómetros de Bogotá, un grupo de jóvenes ingenieros colombianos vive una experiencia que les ha cambiado la vida. En Xi’an, una ciudad milenaria en el corazón de China, se preparan para operar el metro que transformará la movilidad de la capital colombiana en 2028, pero antes de ponerlo en marcha, deben enfrentar un choque cultural profundo, desde los baños sin inodoro hasta las clases en mandarín. Esto contaron en Los Informantes.
Jessica Berdugo, una ingeniera boyacense de 27 años lleva más de ocho meses en China. Su historia demuestra los retos y aprendizajes que enfrentan los colombianos que hacen parte del programa de capacitación impulsado por China Harbour, empresa que financia sus estudios y que tiene el 85% de participación en el metro de Bogotá.
“Un choque cultural que yo tuve, no sé si en otros países saben o si en Colombia saben cómo son los baños en China. Uy, lo primero que me pasó aquí fue el baño, porque no sé, uno está acostumbrado a su baño occidental y no es muy común”, cuenta Jessica.
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En China, los baños tradicionales no tienen inodoro. En su lugar, hay letrinas que, según la cultura local, son más higiénicas y saludables. Para Jessica, esta fue una de las primeras sorpresas al llegar.
“Afortunadamente en el dormitorio nos acomodaron para que nosotras las niñas tengamos nuestro baño occidental, pero igual es muy raro encontrar en un centro comercial o en un lugar común un baño occidental”, explicó.
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La comida también ha sido todo un desafío. En los supermercados no hay ingredientes colombianos, y aunque intentan cocinar platos similares a los de casa, el picante es difícil de evitar en los restaurantes.
“La comida aquí es picante”, dijo Jessica, quien comparte habitación con otra colombiana en una residencia universitaria a las afueras de Xi’an.
Antes de viajar, Jessica estaba desempleada y trabajaba en oficios diferentes a su carrera. Su madre encontró la oferta para que ingenieros colombianos estudiaran en China y a su regreso trabajaran en el metro de Bogotá. Hoy, su rutina comienza a las 7:30 a.m. con clases en mandarín, idioma que estudia con mientras se apoya en traductores para entender.
La ciudad de Xi’an, que opera 11 líneas de metro, tiene un sistema ferroviario similar al que se implementará en Bogotá. La empresa local es socia del 15% del proyecto colombiano, y sus instalaciones sirven para capacitar a los futuros operadores del metro de la capital.
Después de dos días de viaje, Los Informantes llegaron a Xi’an para conocer a Jessica y al sistema de transporte que en los próximos años tendrá Bogotá. Allí también conocieron a Paolo Martínez, otro colombiano que se ha destacado en el programa.
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Paolo fue parte de la primera generación de colombianos que viajó a China para capacitarse. Su dominio del mandarín en apenas dos años lo llevó a trabajar tiempo completo en el metro de Xi’an, junto a ingenieros chinos.
“El baño completamente es un choque cultural, la comida picante”, recordó Paolo, quien ahora participa en la operación y mantenimiento del sistema ferroviario de esa ciudad.
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En su trabajo debe monitorear las pantallas que permiten detectar fallas en puertas, vagones y otros componentes del metro. La operación es continua, las 24 horas del día, y requiere precisión, disciplina y conocimiento técnico.
La primera línea del metro de Bogotá contará con 16 estaciones, que tendrán aproximadamente el tamaño de un aeropuerto de una ciudad intermedia en Colombia. Se espera que movilice a más de un millón de personas al día, transformando la dinámica de la capital.
Para lograrlo esto se necesitarán profesionales capacitados en sistemas ferroviarios, como Paolo y Jessica. Por tanto, el conocimiento adquirido en China será clave para garantizar una operación óptima y segura.
“La idea principal de nuestro proyecto Jóvenes Talento aquí en China, fueron 50 jóvenes seleccionados para venir a estudiar aquí a China con el objetivo de comunicar todo ese conocimiento en nuestro país y que ellos se sientan también capacitados para poder ejercer todo el sistema ferroviario y operacional del metro perfectamente”, afirmó Paolo.
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El metro de Bogotá contará con 30 trenes, cada uno compuesto por seis vagones con capacidad para 1800 pasajeros. Para mover esa misma cantidad de personas hoy se necesitarían siete biarticulados o 12 articulados de TransMilenio.
Después de casi 80 años de discusiones políticas, el metro de Bogotá será una realidad en 2028. Su construcción y operación marcarán un antes y un después en la historia de la ciudad, y los ingenieros colombianos que hoy estudian en China serán fundamentales para su operación.