Un hombre se fugó de la cárcel de Grafton, en Nueva Gales, el primero de agosto de 1992. Han pasado 30 años y decidió entregarse por una insólita razón que obedece forzosamente a la situación generada por la pandemia.
El protagonista de la historia es Darko Desic, quien había sido sentenciado a tres años de cárcel por cultivar cannabis. Decidió entonces armar un plan, que le funcionó para huir ayudado de una hoja de sierra y un cortapernos.
Durante estos 30 años mantuvo un bajo perfil en trabajo informal en granjas y viviendo en un suburbio. Respetaba la ley para no llamar la atención.
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Pero la situación del hombre que se fugó de la cárcel se vino a pique por la emergencia del coronavirus , tanto así que terminó viviendo en la calle. No soportó las condiciones de su nueva vida y se entregó para tener, por lo menos, una cama, comida y un techo asegurados.
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A fugitive, who had been on the run since sawing through his prison bars 30 years ago, has handed himself in in the midst of lockdown in Australia
— The Times and The Sunday Times (@thetimes) September 15, 2021
Darko Desic, now 64, told officers that restrictions in New South Wales had rendered him homeless https://t.co/uT09U7BkS3
Cuando acudió a la Policía confesó que se fugó de la cárcel por el temor a que, tras cumplir su pena, lo deportaran en ese entonces a Yugoslavia, donde le aguardaban sanciones por no completar el servicio militar obligatorio.
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Desic deberá comparecer ante la justicia el 28 de septiembre, donde se definirá su situación.