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"Siento que estoy muriendo": últimas palabras de víctimas reposan en el 9/11 Memorial & Museum

Es la principal institución de Estados Unidos que investiga lo ocurrido el 11 de septiembre. Allí se encuentran prendas de quienes quedaron atrapados en las torres.

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Cada rincón del 9/11 Memorial & Museum honra a quienes murieron ese día por los atentados en 2001, pero también a quienes perecieron en el ataque del World Trade Center en 1993.

Un conmovedor recinto que nace como homenaje a las víctimas y para preservar esos capítulos dolorosos de la historia. Fue inaugurado el 15 de mayo de 2014 por el entonces presidente Barack Obama, 13 años después de los atentados.

"En nombre de Michelle, mío y del pueblo estadounidense, es un honor unirnos en su memoria, para recordar y reflexionar, pero sobre todo para reafirmar el verdadero espíritu del 11-S: el amor, la compasión, el sacrificio", dijo entonces Obama en el discurso inaugural.

En el mismo lugar de la tragedia, en los cimientos de las Torres Gemelas, se levantaron los muros que hoy cuentan uno de los episodios más catastróficos de Estados Unidos. Fue construido 20 metros bajo tierra en el corazón de la ahora conocida Zona Cero para dar vida a la memoria.

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En el exterior del museo, dos enormes piscinas reflectoras dan la bienvenida, rodeadas de paneles de bronce donde están grabados los nombres de cada una de las víctimas.

Millones de visitantes alrededor del mundo visitan el lugar cada año, una parada obligada para los turistas, pues no conocerlo sería perderse parte de la historia reciente de la ciudad.

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Sobre los grandes paneles metálicos cada mañana el personal del museo conmemora a los hombres, mujeres, niños y niñas que apagaron sus vidas ese martes 11 de septiembre de 2001.

Sin falta una rosa blanca reposa sobre los nombres de quienes estuvieran cumpliendo años cada día, en promedio son ocho rosas diarias que trabajadores del museo escogen cuidadosamente en memoria de los homenajeados.

"Durante el día vigilamos y nos aseguramos de que las rosas no se hayan movido y, si se mueven, ponemos otra rosa si es el caso", dice Sean Evans, quien fuera el supervisor de servicios al visitante del museo en 2017.

Siguiendo con el recorrido, en su interior se pueden ver varias exposiciones, una de ellas rinde tributo a las casi tres mil víctimas mortales de los atentados, otra cuenta lo ocurrido ese día en los tres lugares de los ataques: Nueva York, Arlington -cerca de la ciudad de Washington- y Pensilvania.

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Recorrerlo es revivir aquel día de horror, pero, sobre todo, entender el dolor de las familias de las víctimas.

Los visitantes pueden escuchar los angustiosos y sentidos mensajes telefónicos enviados a familiares, amigos y líneas de emergencia de quienes quedaron atrapados en las torres.

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Muchos de ellos narran los instantes de terror cuando la primera torre fue impactada, como el audio de la llamada al 911 de Melissa Doi, una gerente financiera estadounidense. Sus gritos de ayuda durante sus momentos finales de vida quedaron registrados.

"Estoy en el piso 83... aún no ha llegado nadie. Estamos sobre el piso y no podemos respirar. Está muy muy caliente... Hay humo y no se puede respirar, ¡auxilio!, siento que estoy muriendo".

Escalofriantes relatos que hicieron de Estados Unidos una nación más fuerte.

"El 9/11, este monumento, este museo, cuenta una historia sobre lo mejor de la naturaleza humana en respuesta a lo peor. Y debemos recordarle a esta generación que tienen la capacidad de la unidad, de esperanza y de resiliencia cuando se enfrentan a desafíos que no se pueden imaginar y que aún no están preparados para enfrentar", señala Alice Greenwald, presidenta y CEO del 9/11 Memorial & Museum.

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En una de las salas están exhibidas algunas prendas de las víctimas o pertenencias donadas por las familias, y otras halladas por los equipos de rescate. Cada pieza está perfectamente conservada, cada objeto aporta su relato silencioso a la historia del desastre y ese es su gran valor.

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Allí también reposan piezas como los equipos de rescate o la última columna removida de las Torres Gemelas. Al llegar la noche cada 11 de septiembre se elevan dos torres de luz hacia el cielo, este año edificios corporativos y lugares emblemáticos se unen iluminando sus fachadas

En la vigésima conmemoración de los ataques, el museo promueve una campaña para dejar un valioso legado a las nuevas generaciones y es enseñarles a no olvidar.

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