Ultraderechistas de VOX, la gran sorpresa de los comicios, entra al Congreso con 24 asientos. La participación de votantes es una de las más altas de la historia.
El socialista Pedro Sánchez ganó las elecciones legislativas de este domingo en España y deberá pactar para seguir gobernando, en un Parlamento que contará con un nutrido grupo de diputados de extrema derecha.
Según datos casi definitivos, el PSOE de Sánchez obtuvo 123 de los 350 escaños de la cámara baja, lejos de la mayoría absoluta, situada en 176 asientos. Un resultado que celebró en la sede del partido en Madrid, entre los aplausos y la euforia de sus simpatizantes.
"El Partido Socialista ha ganado las elecciones generales y con ello ha ganado el futuro y ha perdido el pasado", proclamó desde el balcón de la sede.
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Sumaría con Ciudadanos (57 escaños, 180 en total), una opción difícil vista la dura campaña en su contra desplegada por los liberales y su líder, Albert Rivera.
Sánchez no descartó la posibilidad, aunque en la celebración sus simpatizantes le gritaban "¡Con Rivera no, con Rivera no!", y el propio líder de Ciudadanos hablaba de hacer "oposición".
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Durante la campaña, la izquierda radical de Podemos le pidió a Sánchez gobernar juntos, pero con sus 42 diputados, suman solo 165. La posibilidad de un gobierno de izquierdas dependería de un entendimiento con los partidos independentistas catalanes, posible pero laborioso.
"Nos hubiera gustado un resultado mejor", aunque trabajaremos "para que en España haya un gobierno de coalición de izquierdas", prometió el líder de Podemos, Pablo Iglesias.
Entra Vox, se hunde el PP
Por su lado, el partido de extrema derecha Vox entra en el Congreso de los Diputados con 24 asientos. No es tanto como esperaba, aunque el grupo parlamentario obtenido es meritorio.
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"Podemos decir con tranquilidad a España que Vox ha venido para quedarse", clamó su líder, Santiago Abascal.
El gran perdedor de la noche fue el conservador Partido Popular, que con su joven presidente Pablo Casado perdió más de la mitad de los escaños y se quedó en 66. "No eludo las responsabilidades, el resultado ha sido muy malo", reconoció.
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El PP no suma por tanto con Ciudadanos y Vox, como era el objetivo de Casado, y por añadidura perdió el control del Senado, que pasa a manos socialistas según resultados provisionales.
La participación fue alta y rondó el 75%, a falta de datos definitivos. En total, entraron 13 opciones políticas en la cámara baja.
Alegría en el PSOE
"Después de una campaña muy dura es un alivio, pero ganar no es gobernar", apuntaba Esther López, una contable de 51 años que se encontraba este domingo noche en la sede nacional del PSOE en Madrid.
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"Sobre todo espero que no pacte con Ciudadanos, quiero un gobierno de izquierdas", añadió esta mujer que milita en el PSOE desde hace 33 años.
En unos comicios que se han presentado como una pelea entre el bloque de izquierda y el de derecha, la posibilidad intermedia de pactar con Albert Rivera, líder de Ciudadanos, le evitaría a Sánchez tener que apoyarse en los partidos separatistas catalanes.
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Estos han pedido a cambio algo a lo que el socialista se opone firmemente: un referéndum de autodeterminación.
Sin embargo, Sánchez y Rivera han tenido una relación muy áspera en los últimos meses, que habría que reconstruir por completo.
La cuestión catalana
Durante la campaña, buena parte del debate político giró en torno al conflicto político catalán.
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En junio, Sánchez se apoyó en los partidos catalanes para hacer prosperar la moción de censura con la que expulsó del gobierno al conservador Mariano Rajoy.
La maniobra le valió acusaciones por parte de PP y Ciudadanos de ser "un traidor" y "un peligro público", y dio alas a la ultraderecha.
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El presidente del gobierno saliente replica que fueron los separatistas y la derecha quienes tumbaron en febrero su Presupuesto 2019 y forzaron este adelanto electoral, las terceras elecciones legislativas en apenas tres años y medio.