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Terremoto en Marruecos: desgarradores relatos de padres que vieron morir a sus hijos

“Quedó enterrado entre 2 metros de escombros”, dijo uno de ellos sobre su hijo de 8 años. En un pueblo no hay ni una sola casa en pie tras el terremoto en Marruecos. Rescatistas no pierden la esperanza de hallar sobrevivientes, aunque la cifra de muertos ya va en 2.681.

Terremoto en Marruecos: desgarradores relatos de padres que vieron morir a sus hijos

Según el último balance comunicado por las autoridades, el terremoto en Marruecos ha causado por lo menos 2.681 muertos y 2.501 heridos. Entre las víctimas fatales hay niños y sus padres recordaron cómo el sismo les arrancó la vida.

Brahim Aytnasr, cuyo hijo tenía 7 años, contó que el día del temblor "había invitados aquí en mi casa y le dije a mi esposa que lo llevara a su habitación a dormir; ella lo llevó a la habitación. Al regresar pasó el terremoto y los techos se destrozaron y le cayeron encima. Mi esposa me pidió que lo revisara, lo revisé y sentí que estaba muerto, le dije ‘que Dios te acompañe’”.

En la zona de Tafeghaghte la historia se repite. Hamid Ben Henna era el padre de Marouane, de 8 años.

"Todo empezó a las 11:30. Estábamos cenando. Le pedí a mi hijo que trajera un cuchillo de la cocina para cortar postre. No lo trajo porque apenas salió de la cocina se produjo el terremoto. Corrió hasta donde se pueden ver los escombros. Quedó enterrado entre 1,5 y 2 metros de escombros", relató.

Pese al dolor que los embarga, Fátima, la mamá de este pequeño, dice que buscando a su hijo lograron salvar a muchos.

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Rescatistas extranjeros esperan hallar sobrevivientes. El español Antonio Nogales grabó un video “en la población de Imin Tala, es una zona muy remota, nos ha costado 8 horas llegar aquí. No había llegado ningún grupo de rescate, hemos llegado con la policía. El nivel de destrucción es absoluto, no queda ninguna vivienda en pie y vamos a comenzar la búsqueda con los perros para ver si logramos localizar alguna persona viva”.

Ante las limitaciones, el papel de los ciudadanos ha sido fundamental. Decenas de voluntarios, entre ellos los jugadores del equipo nacional de fútbol, también acuden a varios hospitales para donar sangre.
"Debemos dar ejemplo y hacer lo necesario para ayudar a nuestro país, que está sufriendo", manifestó Romain Saiss, capitán del seleccionado, tras el terremoto en Marruecos, el más grave en el reino desde más de seis décadas

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Rescatistas españoles estaban presentes en dos localidades golpeadas por el temblor al sur de Marrakech, Talat Nyaqoub y Amizmiz, según constataron periodistas de AFP.

En Talat Nyaqoub, fueron desplegados 12 ambulancias, varias decenas de 4x4 del Ejército y la gendarmería. Un centenar de socorristas marroquíes recibieron órdenes antes de comenzar las operaciones de búsqueda.

No muy lejos, un equipo de 30 bomberos españoles, un médico, una enfermera y dos técnicos se coordinaban con las autoridades marroquíes para iniciar las labores. Numerosos países como Francia, Estados Unidos o Israel se pusieron a disposición del reino norafricano.

"Esperanza"
"La gran dificultad está en las zonas alejadas y difíciles de acceso, como aquí, pero los heridos son trasladados en helicóptero", declaró la responsable del equipo de bomberos español, Annika Coll.

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"Es difícil decir si las probabilidades de encontrar supervivientes disminuyen porque, por ejemplo, en Turquía (donde se produjo un violento sismo en febrero) conseguimos hallar una mujer viva tras seis días y medio. Siempre hay esperanza", agregó.

"También es importante encontrar los cuerpos sin vida porque las familias tienen que saberlo y hacer el duelo", añadió.

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A unos 70 km más al norte, otro equipo de 48 agentes de la Unidad Militar de Emergencias (UME) estableció un campamento en la entrada de la pequeña localidad de Amizmiz desde el domingo por la noche.

"Esperamos una reunión con la protección civil marroquí para determinar exactamente dónde podemos desplegarnos", señaló Albert Vásquez, de la UME. El equipo va acompañado de cuatro perros y lleva microcámaras para introducirse en las pequeñas cavidades entre los escombros. También lleva aparatos para detectar presencia humana.

"Mi madre ha muerto, su casa quedó destruida. Mi vivienda en Amizmiz no es segura y tengo que dormir en la calle en tiendas de campaña con mis dos hijos, de 6 años y solo 4 meses", lamentó Hafid Ait Lahcen, de 32 años.

"Nadie de las autoridades propuso de realojarnos. Estamos completamente perdidos", critica este obrero de la construcción.

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