El gobierno de Maduro se negó a asistir a la cita y a reconocer la gravedad de la situación. Los delegados buscan soluciones frente al éxodo.
Trece países de Latinoamérica discuten en la capital ecuatoriana una fórmula común para regularizar a los cientos de miles de venezolanos que han migrado a causa de una crisis que Caracas insiste en desconocer.
El gobierno de Nicolás Maduro se marginó de la cita técnica de dos días que comenzó este lunes, y acusó a funcionarios de Naciones Unidas de "convertir un flujo migratorio normal en una crisis humanitaria justificadora de una intervención", según la vicepresidenta de Venezuela, Delcy Rodríguez.
No obstante su negativa a reconocer la gravedad de la situación, los gobiernos buscan hacer frente al éxodo de venezolanos que se mueve por el continente, mediante una política común y mayores aportes externos.
"Será muy importante (...) intentar propuestas para resolver la situación de cientos de miles de venezolanos que por diferentes razones no han tenido o no tienen acceso a un estatus migratorio laboral y regular en nuestros países", dijo el canciller encargado de Ecuador, Andrés Terán.
En ese sentido, proclamó que Venezuela está en el centro de una "crisis migratoria y humanitaria".
Los venezolanos que emigran "son altamente vulnerables a la trata de personas, el tráfico ilícito de migrantes, la explotación laboral, la falta de acceso a la seguridad social, la extorsión, la violencia, el abuso sexual, el reclutamiento para actividades delictivas, la discriminación y la xenofobia", manifestó Terán.
El encuentro en Quito antecede a una reunión extraordinaria de la OEA programada para este miércoles, para tratar el mismo tema.
El embajador de Argentina, Darío Giustozzi, destacó la necesidad de "unificar" documentos para el tránsito de venezolanos, que dependiendo de la nación deben presentar cédula, pasaporte o visa.
A Quito llegaron delegados de Argentina, Bolivia, Brasil, Colombia, Costa Rica, Chile, Ecuador, México, Panamá, Paraguay, Perú, República Dominicana y Uruguay, quienes prevén emitir el martes una declaración conjunta.
Vea también:
Travesía de venezolanos errantes, así se vive en carne propia el éxodo más grande de Latinoamérica
Más recursos
Además de debatir un marco regulatorio común, América Latina pretende visibilizar el impacto que tiene en las finanzas de varios países la llegada masiva de migrantes.
El representante de la ONU en Ecuador, Arnaud Peral, celebró el esfuerzo regional por afrontar el fenómeno e instó a donantes de la comunidad internacional a seguir aportando.
Crítico feroz del gobierno de Maduro, Estados Unidos ya ha desembolsado ayuda a Colombia y Brasil para atender a los venezolanos, mientras el jefe del gobierno español, Pedro Sánchez, anunció la semana pasada recursos europeos por 35 millones de euros.
Sin embargo, la vicepresidenta Rodríguez descalificó los pedidos de ayuda internacional y acusó en particular a Bogotá de usar a Venezuela para "vivir" de esos fondos. "Son unos chulos, unos vividores", exclamó.
Le puede interesar:
Caminantes venezolanos en varios países le callan la boca al gobierno de Maduro
Alrededor de 2,3 millones de venezolanos (7,5% de la población de 30,6 millones) vive en el exterior, de los cuales 1,6 millones han emigrado desde 2015, cuando empeoró la escasez de medicinas y alimentos en su país en medio de una hiperinflación que pulveriza los salarios, según la ONU.
Colombia, Perú y Ecuador son los principales receptores del flujo migratorio, que se extiende a otras naciones sudamericanas, como Brasil.
Solo Colombia ha regularizado temporalmente a unos 820.000 venezolanos.
Sin intervención militar
A excepción de Bolivia y Nicaragua, la mayoría de gobiernos en la región rechazan al gobierno de Maduro como una dictadura y lo culpan de la crisis que desencadenó en el histórico éxodo.
Al mismo tiempo, como es el caso de Colombia, alientan una mayor presión internacional que dé paso a una transición democrática.
Precisamente este lunes el mandatario colombiano, Iván Duque, que recibirá a su homólogo Donald Trump en noviembre, abogó por una estrategia para "aislar diplomáticamente a Maduro", pero se apartó de una eventual "intervención militar" encabezada por Estados Unidos.
El tema de Venezuela dominará en buena parte el encuentro de Duque y Trump, quien en el pasado evocó la posibilidad de una intervención militar en Venezuela.
La migración de venezolanos es una de las más grandes de la historia de América Latina.
La situación ha desbordado la capacidad de atención de los países, donde ya han aparecido brotes de xenofobia y violencia por enfrentamientos con la población local, como en el limítrofe estado brasileño de Roraima, donde militares reforzarán la seguridad por orden del gobierno.
A espaldas de la mayoría de sus vecinos, Maduro pretende sacar a Venezuela de la crisis con un plan que incluye alzas del salario mínimo (de 3.400%), de impuestos y del precio de la gasolina, la más barata del mundo.