Con los sueños en una maleta, tras dolorosas filas, arriban a países como Colombia en busca de un futuro. Estas son algunas de sus tristes historias.
Una de estas personas es Heberto José Borjas, quien arribó al país hace 7 años. Recién casado y con título de abogado, inició su búsqueda por la sobrevivencia.
“Uno en algún momento, piensa que perdió el tiempo o que hubo algo en la ecuación que no salió”, cuenta el licenciado.
Su meta, dice, era mantenerse a flote como fuera. Hoy, él constituye una familia colombovenezolana. Emma, su única hija, nació hace 3 años en Bogotá. Pese a su nuevo hogar, Borjas dice que lo más duro de este tiempo ha sido estar lejos de sus otros seres queridos
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Como Heberto, cientos de venezolanos afrontan interminables trámites para salir al extranjero para un mejor porvenir. La espera se extiende incluso por días enteros en las calles de Zulia.
Drama en las calles
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Noticias Caracol fue testigo de la espera de cientos de estas personas en Maracaibo. Algunos de los inmigrantes hablaron del drama familiar que significa la separación.
“Demasiado triste, tengo un niño de 7 años y lo tengo que dejar. Soy madre soltera, lo voy a dejar con mi mamá y me voy sola”, dijo una mujer que esperaba pacientemente su turno.
La falta de ingresos para alimentarse o vestir, sumado a la falta de seguridad personal o jurídica son las razones que argumentan quienes tramitan la salida.
“Esto está insoportable, todos los días está peor”, declaró Jaime Roso, quien aspira a un futuro en el extranjero.
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Expertos advierten sobre los efectos de la fractura y lamentan la pérdida de talentos. Así mismo, el alto flujo de migrantes reduce la productividad debido a que se trata de mano de obra joven que puede aportar a Venezuela.
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