El Bus Colombia llegó a Cali , la capital del valle del Cauca y uno de los epicentros de los estallidos sociales en el que los jóvenes fueron protagonistas. Allí Kevin Caladosu, Edward Mauricio Cabezas, Lina Poveda, Andrés Valencia y Julián Quintero, líderes juveniles, hablaron de lo que consideran son las inquietudes y sus necesidades.
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Estas son algunas de sus apreciaciones:
- “Hay poco apoyo en el deporte”.
- “Una de las problemáticas que más ha golpeado a Cali es la inseguridad”.
- “La educación es un privilegio. Cifras del Ministerio de Educación, de 2017 a 2019, han mostrado que los matriculados en universidades en el Valle del Cauca han disminuido”.
- “Es más fácil prestar el servicio militar que entrar a la universidad”.
- “El Gobierno nacional y todo lo que es política se ha quedado muy corto para los jóvenes”.
- “Vivo en Siloé, tenemos una representante que es Jackeline Rentería y, ni aun así, tiene un coliseo para los jóvenes”.
- “Los políticos escuchan a los jóvenes cuando les conviene. Estamos en época electoral, todos los políticos quieren pintarse como el candidato joven, el que los escucha, el que se nos acerca. Pero, pasado el periodo electoral, vamos a ver cuál ha sido el compromiso de los congresistas que vinieron, que fueron a paro, que salieron a tomarse fotos”.
- “No necesitamos políticas de escritorio, necesitamos implementar las que ya existen”.
El Bus Colombia en Siloé
El Bus Colombia llegó a la comuna 20 de Cali, que está compuesta por 11 barrios. Uno de ellos es Siloé, uno de los epicentros del estallido social de cientos de jóvenes que salieron a las calles a exigir un mejor futuro.
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Kevin fue uno de los protagonistas de ese clamor.
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“Conocer las problemáticas desde los barrios, desde las juventudes. Me da tristeza ver un territorio como Buenaventura, que es tan rico y donde se mueve mucho dinero, que esté sufriendo la desigualdad, que un niño no sabe ni donde escribir. Que le toca coger un cartón, rayar y borrar para volver a escribir”, dice Kevin.
Kevin trabaja para que su comunidad tenga mejor acceso a la educación y al empleo, porque es voz viva del rosario de desigualdades.
En esta tarea también está Giselle, quien tiene bien claro lo que hay que trabajar por Cali.
"A los políticos, les digo que, más que decir como cuáles son las propuestas o pintarlas, es entrar en acción de una forma real, entrar a los territorios, es importante que estén dentro de los territorios”, explica la joven.
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Y es que al poner la lupa en las cifras de la educación, los niveles de deserción en la ciudad son alarmantes. Un informe del Observatorio de Realidades Educativas de la Universidad Icesi revela que, entre el 2009 y el 2019, 1.086.998 estudiantes empezaron su educación primaria, pero solo el 40% se graduó de bachiller y apenas el 20% tendrá un título de tecnólogo o profesional.
Cali tiene, además, otro grave problema: el hambre. Según Cali Cómo Vamos, el 30% de los caleños no alcanza a comer tres veces al día.
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"El tema del desempleo está, en la ciudad, por encima de las dos cifras. Entonces, si los padres no pueden traer la comida a la casa, los jóvenes tienen que salir a ver cómo lo hacen", dice el trabajador social Hernán Viveros.
Según el mismo estudio, urge atender la pobreza porque el 36,3% de la población vive en esa situación. Es decir, cerca de 827.000 personas.