El excandidato presidencial reflexiona sobre las exigencias estudiantiles, el rol de la juventud y las debilidades de las instituciones frente a la protesta social.
¿Qué pasó en Colombia el 21 de noviembre?
Sergio Fajardo: Cambió Colombia. Yo creo que aquí en Colombia hay un cambio muy profundo y lo tenemos que entender porque va a estar con nosotros por mucho tiempo y puedo decir de una vez cuál creo yo que es el cambio más profundo que hay y tiene que ver con la juventud en Colombia. Esta es una juventud muy diferente a la que conocíamos, es una juventud inteligente, preocupada, que tiene una característica y es el mundo de la incertidumbre, que es un fenómeno global. Pero la incertidumbre está en sus vidas, empezando por una, que para generaciones mayores como la mía no era una preocupación y es en qué mundo vamos a vivir, qué pasa con el cambio climático, qué pasa con el medio ambiente, cuál es la supervivencia de la humanidad y eso lo tienen completamente conscientes y eso genera incertidumbre.
Al mismo tiempo, simplificando enormemente, tiene que ver con la educación: qué educación se recibe, qué posibilidad hay de recibir esa educación y esa educación asociada con el empleo, esta educación va a redundar en que si estudiamos tengamos un empleo y vivir dignamente.
Eso hace que cambien esquemas anteriores, me explico, habitualmente se hablaba del mundo que le vamos a dejar a los jóvenes, los jóvenes son el futuro, eso cambió: los jóvenes no son futuro, hoy son el presente y entender la naturaleza de eso implica, por ejemplo, cambios en el contexto familiar, porque en las familias, en ese mundo anterior, se miraba a los jóvenes como supeditados a una cabeza; ese mundo patriarcal del padre que decide por todos se acabó.
Ya son familias más reducidas, más pequeñas y esa incertidumbre de los hijos hace parte de la incertidumbre de la familia, es una relación distinta que lleva a preguntas por la educación, por el empleo, que rápidamente también conecta con las familias, acerca de la reforma pensional, la reforma laboral, la posibilidad de jubilarse, de tener un empleo y hacer parte de la vida.
¿Cómo se comportan las instituciones en un momento en que la democracia empieza a manifestarse de una manera tan distinta?
SF: Todo esto que está pasando hace parte de un debilitamiento de las instituciones. Esa ciudadanía indignada es porque no encuentran respuestas en muchos sentidos, en el mundo de la política y lo asociado con la política, el Congreso y los partidos políticos, es un mundo que está devaluado. La mayoría de la ciudadanía no se identifica con esos partidos, no encuentra respuestas en ese mundo y hoy hay una manifestación, hay una insatisfacción muy grande con este Gobierno, en este momento, por la forma como ha actuado. Pero esto es un mensaje para todos los políticos, esa política no puede seguir siendo la misma.
¿Quiénes están llamados hoy a diseñar ese camino?
SF: Hoy en particular la responsabilidad primaria está en cabeza del Gobierno Nacional, en cabeza del presidente, entender esto que le pasó, que tampoco había escuchado, por eso ahora se habla de escuchar y conversar, pero esas conversaciones no pueden ser cantos al aire, acciones para dilatar o para calmar el malestar que puede haber en este momento.
Yo creo que son unas conversaciones que, si se van a hacer con seriedad para dar respuestas, obligan a una inteligencia que el Gobierno no ha mostrado, una capacidad de estar escuchando. Es ahora cuando el Gobierno empieza a escuchar y uno tiene que estar escuchando siempre, y las personas que estamos en la política y participamos en la discusión de la sociedad que queremos tenemos que estar en sintonía y entender la naturaleza de estos problemas. Pero además con una condición y es que aquí no hay recetas, no hay libreto y lo tenemos que hacer nosotros, eso es apasionante, pero es dificilísimo.
¿Qué tan sustentado puede estar el temor de que esto se instaure como en una especie de caos generalizado, como una especie de anarquía, en donde no se conduzca esto institucionalmente, donde no se encuentren las respuestas y se genere un camino que no sea institucional, que no sea constitucional?
SF: Pues está en manos de las personas que tenemos responsabilidad en la sociedad darle un trámite institucional, pero entender la necesidad del cambio. Si no se entiende y se acude a la represión de manera sistemática, donde se repiten las fórmulas, será problemático. Ahora, en lo personal creo que es una gran oportunidad para Colombia, todos crecimos, todos los colombianos que estamos caminando por nuestro país hemos crecido en un mundo donde la violencia ha determinado nuestras vidas y yo creo que ya hay un rechazo a esa violencia.
Cuando a usted le hablan del acuerdo nacional ¿qué se imagina? y ¿cómo cree que puede darse un acuerdo nacional?
SF: "Yo no creo que se vaya a dar ese acuerdo en estas circunstancias, en este momento, con este Gobierno. Tomarán algunas medidas, ojalá que sean afortunadas y que se avance y que no haya que esperar hasta 2022 para que digamos ahora lo vamos a hacer nosotros. Pero la forma cómo empieza la conversación con unos grupos, da la sensación de que es una conversación liviana, que se va a posponer, incluso se puso una fecha de marzo, no aparecen respuestas que puedan conectar con lo que está pasando, entonces yo no veo muy claro cuál es el acuerdo nacional que este Gobierno puede liderar.
Si estas conversaciones son maquillaje para que después no pase nada, estamos en problemas y yo no veo cómo ahora sí va a empezar a pasar. Ojalá que yo esté equivocado y que se empiecen a dar respuestas. Pero, si es un sector restringido que se va a unir para enfrentar al problema y no entiende la dimensión de lo que está pasando en el país, no va a haber acuerdo nacional".