
La desaparición de Hugo Alirio Álvarez, ocurrida el 14 de junio de 2020 en el sur de Bogotá, dejó atónitos a sus familiares y amigos. Todo parecía indicar que había sido víctima de un secuestro, pero la investigación reveló una verdad mucho más aterradora: detrás de este crimen se escondía una traición orquestada desde su entorno más cercano.
El día de los hechos, Hugo se dirigía al conjunto residencial de su expareja, Sandra Liliana Loaiza, cuando fue interceptado por varias personas que lo obligaron a bajar de la camioneta para luego llevarlo a la parte trasera del vehículo.
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El supuesto secuestro quedó registrado en las cámaras de seguridad del sector. “Detrás de la camioneta iban unas personas. Al ver que la camioneta se detiene, abordan a la víctima y se lo llevan. Ahí miramos el secuestro”, recordó Edwin Casallas, investigador del Gaula a El Rastro.
¿Qué pasó?
Un vecino alertó a Sandra Liliana Loaiza sobre lo ocurrido y, poco después, el caso fue reportado a las autoridades, que iniciaron una ardua labor de búsqueda. Los investigadores comenzaron por el círculo cercano de Hugo, cuyos allegados aseguraban que él no tenía enemigos ni deudas pendientes, lo que hacía aún más desconcertante su desaparición.
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Sin embargo, al día siguiente, la camioneta de Hugo fue hallada abandonada. Las cámaras de seguridad revelaron que uno de los implicados arrojó los tapetes del vehículo a un caño.
Tras ese hallazgo, la Policía se dirigió a la casa de Hugo, donde encontraron a Elizabeth Rodríguez Ruiz, su novia desde hacía tres años. Ella afirmó que ese día lo había acompañado a almorzar y luego había regresado a su casa.
Ladrido de un perro alertó de un cadáver
Días después de la desaparición, un ciudadano alertó a las autoridades sobre el hallazgo de un cuerpo sin vida que presentaba múltiples heridas causadas por un arma cortopunzante, luego de que el ladrido de su perro lo guiara hasta el lugar.
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El cadáver fue identificado por los hijos del primer matrimonio de Hugo. Desde entonces, la investigación tomó un nuevo rumbo. Había dos pistas claras: las grabaciones de las cámaras de seguridad y el hecho de que, según la familia del comerciante, no habían recibido ninguna llamada extorsiva.
“Pensamos que lo habían secuestrado y que iban a llamar a pedir plata”, relató una de sus hijas. Por ello, la teoría del secuestro fue perdiendo cada vez más fuerza.
Una carta fue clave en la investigación
Las autoridades solicitaron a las empresas de telefonía los registros de ubicación de los teléfonos de Sandra Liliana, expareja de Hugo, y de su actual pareja, Elizabeth Rodríguez, quienes ya estaban en la mira de la Policía.
Tras un año de investigación, un familiar de Hugo recibió una carta anónima que señalaba directamente a Elizabeth y a sus hijos, Claudia Marcela y Jhonnathan Stiven, como los responsables del asesinato.

Además, los investigadores descubrieron que los hijos de Elizabeth tenían antecedentes por riñas y comportamientos violentos, lo que reforzó las sospechas en su contra.
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A este hallazgo se sumó el inesperado testimonio de Alejandro, hijo de Hugo, quien recordó un episodio ocurrido el mismo día de la desaparición de su padre. Según él, Elizabeth fingió un desmayo frente a la casa de Hugo. “Yo le quité la chaqueta para que pudiera respirar mejor y tenía un fajo de billetes entre la pretina del pantalón. Eran unos 20 millones de pesos o más”, dijo.
Un macabro crimen
El rastreo de la ubicación de los celulares demostró que Elizabeth estaba en el lugar del supuesto secuestro junto a Claudia Marcela y Jhonnathan. Por ello, en julio de 2022 se ordenó la captura de la mujer y de sus hijos por los delitos de secuestro y homicidio agravado.
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La señalada reveló a las autoridades que “tenía un resentimiento contra Hugo” porque sospechaba que él mantenía una relación con su expareja, Sandra Loaiza. Además, confesó haberle suministrado un medicamento para dejarlo inconsciente antes de que sus hijos atentaran contra él.
Según el Gaula, la mujer esperó a que la sustancia hiciera efecto y dejó que Hugo se fuera solo en la camioneta con la intención de que se estrellara y muriera. Sin embargo, decidió seguirlo junto a sus hijos, pero él, pese a la somnolencia, logró llegar al conjunto residencial de su expareja, donde fue abordado, secuestrado y asesinado.
Un año después, el 13 de julio de 2023, Elizabeth, Claudia y Jhonnathan llegaron a un preacuerdo con la Fiscalía, aceptaron los cargos en su contra y fueron condenados a 18 años de prisión.