Están equivocados quienes consideran que es mejor que conozcan el trago desde pequeños, pues los daños al cuerpo son más graves que en adultos.
“Dele un traguito al niño, déjelo probar que no pasa nada, para que aprenda", es una gravísima frase que suena sobretodo en época de festividades.
“Hay riesgo de que pueda convulsionar, sobre todo en los menores de edad porque son más sensible a las bebidas alcohólicas”, explicó la toxicóloga Diana Pava.
“También hay riesgo de un daño hepático o renal asociado porque sus órganos no están listos para estas sustancias toxicas”, añadió.
Las probaditas de alcohol en la infancia también pueden traer problemas de conducta.