
La historia de Pawel Camilo Restrepo, ingeniero ibaguereño de 42 años, es una de las más estremecedoras entre los miles de casos de personas drogadas con burundanga en Colombia. Su muerte, ocurrida en mayo de 2022, expone cómo los delincuentes han reemplazado la escopolamina por medicamentos más potentes y accesibles, como la clozapina, para someter a sus víctimas. Séptimo Día investigó.
El jueves 12 de mayo de 2022, Pawel llegó a Bogotá por motivos laborales. En la noche, se encontró con su padrino de matrimonio en la zona de rumba de la Primero de Mayo, al suroccidente de la ciudad. Compartieron comida y bebidas en un bar. Todo parecía normal hasta que, cerca de las 11:30 p.m., Daisy Rodríguez, esposa de Pawel, notó algo extraño en su voz durante una llamada.
“Yo sí lo noté un poquito más pausado en su hablar. Esa fue la última conversación que yo tuve con él”, relató.
El video que reveló el momento clave
Un video de una cámara de seguridad se convirtió en pieza clave de la investigación. En él se observa a una mujer que se acerca a Pawel y lo toma de la mano. Según los investigadores, esta escena podría ser la prueba de que él ya estaba bajo los efectos de una sustancia.
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“Y de ahí una de las mujeres le hace la mano y se lo lleva. Como un niño, o sea, la persona queda totalmente sometida”, explicó Daisy.
El padrino de Pawel también habría sido drogado. Fue enviado a casa en un taxi, donde su esposa lo recibió y alertó a Daisy. Aunque sobrevivió, no recuerda todo lo que sucedió.
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“Yo solo sé que a mí me preguntaron algo, yo respondí, pedí dos cervezas, en ese momento sentí como un golpe en la cabeza y ya no recuerdo sino fragmentos”, dijo.
Cámaras que registraron sus últimas horas
A las 2:59 a.m., una cámara de seguridad captó a Pawel solo y desorientado frente al establecimiento. Veinte minutos después, otra cámara lo grabó llegando a la Clínica de Occidente en una patrulla de policía. Sin embargo, no ingresó al centro médico. Los policías lo dejaron en el andén y se marcharon.
“Pero él no se ve agresivo, se ve caminando muy lento y lo dejan sobre el andén, frente a la clínica del Occidente sobre el mismo andén y arrancan y se van”, contó Daisy.
Desde esa madrugada, Daisy recorrió calles, hospitales, caños y potreros buscando a su esposo. Apareció en noticieros, preguntó a desconocidos, pero no obtuvo respuestas. El domingo 15 de mayo recibió la noticia que temía.
“Le sonó el teléfono a uno de los investigadores. Él me miró y él con lágrimas en sus ojos me dijo un accidente de tránsito”, recordó.
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El cuerpo de Pawel había sido encontrado sin documentos cerca de la clínica. Fue ingresado como NN y solo tres días después se confirmó su identidad.
El uso de un medicamento recetado
La necropsia de Medicina Legal reveló que Pawel murió en un accidente de tránsito. El reporte toxicológico indicó que tenía clozapina en su cuerpo, un medicamento de control especial usado para tratar esquizofrenia. Su uso requiere fórmula médica y seguimiento estricto.
“El que le dieron a mi esposo era para esquizofrenia, que validándolos con unos médicos me dicen para poder suministrar ese medicamento tenemos que hacer mínimo tres laboratorios”, explicó Daisy.
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El doctor Miguel Antonio Tolosa Rodríguez, especialista en toxicología clínica, advierte sobre los efectos de esta sustancia:
“Los síntomas inician con sensación de sueño, al ir aumentando la dosis la persona comienza a caminar como si estuviera borracho, posteriormente la persona comienza a tener pérdida del contacto de la realidad y posteriormente a grandes dosis puede producir dificultad respiratoria incluso llevar a la muerte”.
El riesgo se incrementa en personas con enfermedades preexistentes o que han consumido alcohol.
“En personas que hayan tomado otro tipo de sustancias, por ejemplo, personas muy alicoradas, puede aumentar el riesgo de presión respiratoria”, añadió.
Sin capturas ni justicia
Han pasado más de tres años desde la muerte de Pawel y no hay capturados. Daisy asegura tener pruebas de quiénes lo habrían drogado, pero el caso sigue sin avances judiciales.
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“La persona que sale a drogar está dispuesta a matar. Esto no puede ser tipificado como un hurto, esto es una tentativa de homicidio”, afirmó.
“Hoy hablo porque soy la voz que esa noche no le salió a mi esposo para pedir ayuda. Soy esa voz porque él merece justicia”, concluyó.
Una amenaza que crece en el país
Según cifras de la Policía Nacional, en los últimos diez años se han registrado 21.000 casos de robo con sustancias químicas en Colombia. Esto equivale a seis personas hurtadas al día con burundanga. Los departamentos más afectados son Cundinamarca, Antioquia y Valle del Cauca. En Bogotá, entre 2024 y el primer semestre de 2025, se reportaron 848 casos. Las localidades más golpeadas son Chapinero, Teusaquillo, Usaquén y Kennedy.
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La escopolamina, famosa por sus efectos alucinógenos, ha perdido protagonismo. Según expertos, su síntesis es costosa y sus efectos no son convenientes para los delincuentes.
“La escopolamina produce un efecto de agitación. Entonces, la persona puede alucinar, puede tornarse muy agresivo, lo cual no le conviene al victimario. Dos, sintetizar escopolamina es muy engorroso, es muy costoso para el narcotraficante. Y tercero, porque hay sustancias que se consiguen en farmacias”, explicó el doctor Tolosa.
¿Qué sigue en el caso del ingeniero Pawel Restrepo?
El caso de Pawel Camilo Restrepo es una alerta urgente. La facilidad con la que se accede a medicamentos como la clozapina, sumada a la falta de control y seguimiento, ha convertido a la burundanga en una amenaza más peligrosa que nunca. Las autoridades enfrentan un reto complejo: identificar, capturar y judicializar a quienes usan estas sustancias para someter y destruir vidas.
Mientras tanto, Daisy Rodríguez sigue esperando justicia. Su voz, firme y valiente, representa a miles de víctimas que no pudieron hablar.