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En Colombia, el número de una placa de un vehículo puede convertirse en una sentencia. Cientos de ciudadanos están enfrentando deudas millonarias, procesos judiciales y embargos por infracciones que nunca cometieron. Todo porque alguien, en algún lugar del país, decidió copiar la identidad de su vehículo.
Se trata del “gemeleo de placas”, una práctica delictiva cada vez más común que consiste en duplicar la matrícula de un vehículo legítimo y usarla en otro, generalmente robado o sin documentos. Lo que parece una coincidencia administrativa termina siendo un calvario legal para los verdaderos dueños, quienes no solo deben probar su inocencia, sino hacerlo en un sistema lento y desigual.
Séptimo Día conoció los casos de Andrés Felipe Bustos y Jhon Elvis Díaz, dos dueños de motos en Bogotá que enfrentan millonarias deudas en Norte de Santander y Antioquia, respectivamente, por fotomultas que supuestamente recibieron sus vehículos, con los cuales ellos aseguran nunca se han movilizado en esos departamentos del país. Ambos enfrentaron embargos, trámites frustrados y una reputación afectada.
Andrés Felipe Bustos, ingeniero mecánico de 31 años, llegó a creer que la venta de su moto nunca sería posible por una razón insólita: su vehículo aparecía con multas por exceso de velocidad en Villa del Rosario, Norte de Santander, lugar en el que asegura nunca haber estado. El primer comparendo registrado fue el 1° de junio de 2019; a partir de allí, la cadena de notificaciones y sanciones no se detuvo.
Ante la sorpresa, consultó en el SIMIT y comprobó que la moto con placas QAA15D acumulaba 21 infracciones, que luego se convirtieron en 51 y terminaron por dejarle una deuda de más de 40 millones de pesos con las autoridades de tránsito de Villa del Rosario. Aunque hizo un derecho de petición explicando que las multas no correspondían a la realidad, pues él no las cometió, le respondieron que igualmente las multas eran válidas y que debía pagarlas.
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Denunció el hecho ante la Fiscalía General de la Nación, que clasificó su caso como “falsedad marcaria”, un delito con penas de hasta 12 años de prisión. Pero los avances fueron lentos. “La Fiscalía me pidió certificar que mi moto era la original. Lo hice, pero pasaron meses y nada. Yo solo quería que capturaran la moto gemeleada, ya sabían por dónde se movía”, cuenta Andrés.
Durante ese tiempo, su vida financiera colapsó: perdió oportunidades laborales, no pudo renovar su licencia ni acceder a créditos. Y como si fuera poco, en 2022 recibió el primero de 12 embargos por esta situación.
El inspector de tránsito de Villa del Rosario, Juan Manuel Velásquez Bonilla, reconoció ante el programa Séptimo Día que no tenían información clara sobre este tipo de delitos: “Nosotros no teníamos conocimiento oficial del delito de gemeleo”, admitió.
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Tras la revisión del caso, 26 de las 51 multas fueron declaradas prescritas, y se espera que las restantes sean anuladas antes de fin de año. Sin embargo, el daño emocional y económico ya está hecho.
El caso de Jhon Elvis Díaz, un farmacéutico de 37 años, es similar, pero con un giro más reciente. Su moto, con placas EHL 44F, comenzó a recibir fotomultas desde Antioquia, aunque él vive y trabaja en Bogotá. “Nunca he ido a Medellín, ni a Itagüí, ni a Rionegro", aseguró, pero en cuestión de pocos meses acumuló 10 fotomultas en esos municipios, por un valor que superaba los siete millones de pesos.
Todo empezó cuando intentó cambiar de moto y el traspaso fue bloqueado por una sanción en Itagüí. Denunció el hecho ante la Fiscalía por falsedad marcaria. A pesar de eso, las fotomultas siguieron apareciendo. “Uno vive con miedo. Pensé: ¿y si esa moto la usan para un robo o un homicidio? ¿Cómo demuestro que no soy yo?”.
Ante la falta de respuesta, Jhon decidió instalar un GPS en su moto para poder probar su ubicación si llegaba otro comparendo. La Fiscalía actuó finalmente en julio de 2025, cuando un perito de Antioquia viajó a Bogotá y certificó que la moto de Jhon era la original. Gracias a eso, la Fiscalía de Rionegro emitió una alerta para ubicar la moto falsa.
Pero el tiempo pasaba y el proceso no avanzaba. Por eso, el 15 de septiembre el equipo de Séptimo Día viajó a Rionegro para ver cómo era el proceso de búsqueda de la moto con la misma placa de Jhon. Ese mismo día, las cámaras de seguridad de Rionegro detectaron la moto gemeleada, fue inmovilizada y trasladada a una estación junto a su conductor, el verdadero responsable de las infracciones.
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Osvaldo Palacio, conductor de la moto con la placa duplicada, aseguró que la compró de buena fe. “Yo no me robé nada. La compré a un comerciante, sin saber que era robada. Me la dieron como parte de pago por ganado”, declaró. La motocicleta fue enviada a la Sijín para un análisis técnico, y Osvaldo quedó vinculado a una investigación por falsedad marcaria. Aunque fue dejado en libertad, el proceso continúa.
El subintendente Erick León, perito de la Dijín, explica cómo operan las redes detrás de estos delitos: “Buscan un vehículo del mismo modelo y marca, duplican la placa, el número de chasis y motor. Incluso falsifican la licencia de tránsito”.
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Para Jhon, el hallazgo de la moto gemeleada fue un alivio. "Ahora sí puedo dormir tranquilo. Necesitábamos ese empujón, porque las autoridades no avanzaban".
El gemeleo de placas no es un hecho aislado. Según expertos en movilidad, estos delitos se facilitan por fallas en los sistemas de control de tránsito, la falta de intercambio de información entre municipios y el mercado negro de autopartes.
Los ciudadanos pueden prevenir o reaccionar a tiempo siguiendo estas recomendaciones: