El atractivo turístico de Cartagena se ve empañado por las reiteradas denuncias de cobros excesivos, engaños y estafas a visitantes extranjeros. Vendedores, la mayoría informales, se estarían aprovechando de la ingenuidad de los viajeros. Diego Guauque se trasladó a los sitios emblemáticos de la ciudad para conocer el panorama real.
Séptimo Día realizó experimentos sociales en estos lugares con cuatro actores: Rafa, el costeño, oriundo de Cartagena; Fabio, el caleño; Gianluigi, de Venecia, Italia y Joe, proveniente de Seúl, capital de Corea del Sur. El objetivo del ejercicio fue conocer si a los turistas extranjeros les cobran más por los productos y servicios comunes que se ofrecen en las playas cartageneras. ¿El aspecto físico, la vestimenta y el acento influirán en estos valores?
Joe, el actor coreano, ha aprendido en Cartagena una valiosa lección: antes de tomar cualquier servicio debe preguntar su valor. Por consiguiente, le dice a su amigo Fabio, el caleño, que averigüe para tener un estimado de los precios.
En la playa, Fabio averigua un masaje corporal completo, los vendedores le indican que tiene un costo de $80 mil pesos. Asimismo, pregunta por la renta de un Jet Ski o moto acuática, a lo cual le señalan tiene un valor que oscila entre los $70 y $80 mil pesos para una duración de 15 minutos.
En otro punto de la playa, Joe, el ciudadano coreano, pregunta por los mismos servicios. En este caso, a él le cobran $150 dólares por el masaje. Haciendo la conversión a pesos colombianos esto significaría que tendría que pagar $520 mil más que Fabio por el servicio. Para el caso de la moto acuática, al coreano le cobran 50 dólares o $190 mil pesos, es decir, $110 mil pesos más que al turista caleño.
Los vendedores de la playa descubrieron las cámaras ocultas y el ejercicio tuvo que terminarse antes de tiempo. Este experimento social de Diego Guaque deja al descubierto que, pese a los controles, los vendedores ofrecen precios según el aspecto físico, acento y nacionalidad de los clientes y llegan a cobrarle a un viajero extranjero hasta cinco veces más que a un turista nacional o local.
Turistas aseguraron en Séptimo Día que si se tuviesen vallas o carteles de precios, como actualmente los manejan los cocheros que realizan paseos en el Centro Histórico de Cartagena, las tarifas serían más justas y se podrían evitar los cobros excesivos y las estafas.
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