Cartagena es una de las ciudades más visitadas en Colombia por sus lindos paisajes, la gran historia, sus playas de ensueño y por la buena vida nocturna. Sin embargo, los vendedores locales están cayendo en su peor invento. El alto costo de los productos y servicios a los turistas extranjeros está haciendo que ‘La Heroica’ tenga graves consecuencias en lareputación del turismo y la economía local.
Un caso que refleja esta problemática es la denuncia de Miguel Mayén, que, a través de las redes sociales, el ciudadano mexicano explicó que le cobraron una millonaria cifra por almorzar con cuatro amigos en la reconocida playa de Barú. “La carta nunca no la llevaron, nos daban largas, así como: hay si ahorita te la traigo. Pero, nunca la tuvimos”, mencionó Mayén a Séptimo Día en una entrevista virtual con Diego Guauque.
Él junto a sus amigos llegaron a Cartagena en agosto de 2022 para celebrar la despedida de soltero de su hermano. Escogieron ese destino porque varios conocidos ya le habían comentado sobre el lugar, pero sobre todo porque “tenía fama de buena fiesta y buenas playas”, agregó.
“Nosotros ya habíamos escuchado de la Playa Barú, nos decían que era la mejor de allá, lo más turístico, lo más bonito”, señaló la víctima de estafa. Los mexicanos decidieron ir a la isla para disfrutar de sus últimas horas en Colombia donde ocurrió la denuncia. Mayén mencionó que, por unos platos de comida, un bafle, el servicio, la estadía y una lancha privada les cobraron $6.502.000, un pago demasiado excesivo y fuera de los rasgos comerciales.
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“Ellos dijeron que ese era el costo ahí porque justamente era un sitio turístico y muy conocido, eso era lo que ellos decían. Vienes a un sitio turístico y no traes dinero para gastar mejor no vengas”, dijo Mayén sobre su experiencia en aquel lugar. De hecho, aseguró que le mencionaron que si quería buscara a la Policía, pero no encontró a quien pedirle ayuda.
Además, cuando alzaron sus voces en modo de protesta fueron aplacados por al menos unas doce personas, mismos vendedores, que apoyaron los cobros del restaurante de playa. Tras casi una hora de intimidaciones acordaron un pago de mala gana. “Tuvimos que pagar 3 millones. Ya tuvimos que pagar porque dijimos si no pagamos eso nos va a pasar algo”, concluyó.
El caso de Miguel Mayén es solo una de las tantas situaciones de fraude que pasan en la ciudad de Cartagena, pues fomenta a que los turistas se lleven malas experiencias y, por tanto, no recomienden visitar nuestro país. En ese punto, estamos perdiendo visitantes, economía y respeto.
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