En Popayán, a las afueras de Medicina Legal, los familiares de los seis jóvenes víctimas de una masacre en El Tambo, Cauca , viven un drama a la espera de que los cuerpos sean entregados. Dicen que las víctimas habían viajado a este municipio a trabajar.
El pasado jueves fue la última vez que Lucila Huila vio a sus dos hijos, Heiner y Arcadio Collazos. Se despidió de ellos cuando salieron desde el taller de ebanistería en que trabajaban rumbo al municipio de El Tambo.
“Ellos se fueron para la finca del papá a ver una madera que tenía allá. Como ellos tenían una mueblería, iban a ver la madera para ver qué tal estaba, mandar trabajadores a cortarla y, así, seguir trabajando”, dijo la madre de los dos jóvenes.
Los dos hermanos nunca regresaron y la historia de los familiares de Nicolás Hurtado es similar. Esta joven que también fue víctima de la masacre se comunicó con sus padres horas antes de que lo asesinaran.
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“Él se fue a trabajar a una finca para una siembra de café. Eso fue lo último que dijo, yo estuve conversando con él y de ahí ya no volvió a llamar, sino que ya llegó la noticia de que lo habían matado los guerrilleros”, dijo Pedro Hurtado, padre de Nicolás.
El mismo dolor lo viven los seres queridos de Yúlber Flor, Yoimar Muñoz y Cristian Tulande, que están desesperados por la demora en la entrega de sus cuerpos.
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“Estamos muy desesperados porque ya hace tres días que estamos aquí. Nos dicen una cosa, nos dicen otra. Ya estamos cansados, ya estamos mamados que una cosa y otra y otra, y aquí seguimos esperando”, afirmó Belsira Muñoz, familiar de una de las víctimas.
“No los hemos podido ni mirar, estamos pidiendo que, por favor, nos den una respuesta porque es que no nos han dicho nada”, anotó, por su parte, Reinel Urbano, familiar de otra de las jóvenes asesinados.
El equipo especializado de la Fiscalía partió este lunes 24 de agosto de 2020 hacia la zona de la masacre de El Tambo, con el propósito de lograr la captura de los asesinos.
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