Monseñor Luis Augusto Castro Quiroga nació el 8 de abril de 1942 en Bogotá y estudió Filosofía en la Universidad Javeriana. A su vida llegó el llamado de Dios e hizo el noviciado en Italia y se desempeñó como arzobispo de Tunja.
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Monseñor Castro Quiroga, quien murió a sus 80 años, también fue presidente de la Conferencia Episcopal por un periodo de dos años, lideró la Comisión de Conciliación Nacional y fue obispo en San Vicente del Caguán. Estas labores lo llevaron a trabajar por la paz y dialogar con los grupos armados ilegales.
“Una persona que se puso la camiseta con todos los procesos de paz y con todos los diálogos que se tuvo, especialmente con el ELN. Fue una persona que tuvo esa sensibilidad de saber que se tenía que hacer diálogos de paz”, afirma monseñor Luis Manuel Alí, secretario de la Conferencia Episcopal.
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El obispo Luis Augusto Castro Quiroga fue vital en los procesos de liberación de varios secuestrados por las extintas FARC y su labor fue reconocida nacional e internacionalmente.
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“Un hombre que reconocimos todos los colombianos como un hacedor de paz, como un constructor de los caminos de la rehabilitación en los momentos duros y difíciles de la Nación, cuando el conflicto se hacía realmente extensivo a casi todo el territorio nacional”, recuerda Víctor G. Ricardo, excomisionado de Paz.
Para varios negociadores de paz, una frase de monseñor Castro quedó en sus mentes: “hagamos la paz y hagamos de Colombia el sendero donde podamos vivir todos”.
El presidente de la República, Iván Duque, ofreció sus condolencias y señaló que monseñor Castro debe ser recordado por su labor en búsqueda de la paz y la reconciliación.