Tiene 80 años y, con la paz firmada, no deja el cambuche pues no soporta un colchón. Relata que en su niñez sufrió la violencia entre liberales y conservadores.
Empezó y terminó de la misma forma como la guerra en Colombia, defendiéndose primero y atacando después. Esa es la historia de Miguel Ángel Pascuas, símbolo vivo de las FARC, protagonista de su génesis, de su crudo desenlace y de su punto final.
Su vida ha transcurrido de cambuche en cambuche en los últimos sesenta años. Y hoy, con la paz firmada, no entiende el mundo por fuera del cambuche.
“Yo estoy enseñado ya así diferente y por ejemplo el colchón no me gusta porque yo de pronto pienso que me hace daño para la columna entonces duermo así en tabla dura”, explica Miguel Ángel.
¿En tabla… toda la vida ha sido así?
“Siempre duermo así en…como por allá uno duerme en las montañas así, en la tierra, pues le coloca unas hojas o le coloca una carpa pero siempre es duro, duro, duro. Pero ya pa’ coger uno un colchón de esos grandes Pullman no”, asegura.
Es un campesino con sus motivos y su mirada de la historia.
“Yo vi cuando cogían gente y la llevan al cuartel a culata, a patadas y por qué, no que porque era liberal, ¿era liberal sí?... y que eran liberales, chusmeros, que collarejo y por eso aporreaban a la gente, le daban culata y patadas y algunos por la noche no amanecían, los mataban por allá en los ríos...entonces uno miraba eso...", recuerda.
Pascuas cuenta por qué entró a la guerrilla
“Era la violencia de los años cincuenta cuando los pájaros (civiles armados a la manera de los paramilitares) y los chulavitas (policías del régimen) trabajaban con los gobiernos conservadores de Mariano Ospina Pérez y Laureano Gómez.
“Vi que mataban gente. Yo miraba que la policía en esa época le decían la chulavita. Habían (sic) unos sí muy malos, entonces yo miraba eso y me daba miedo también de ver eso... (...) había mucha represión".
Su madre trabajaba para el cura de Órganos, una vereda del corregimiento de San Luis en Neiva, Huila.
“Por ejemplo el padre Monar, (...) en una ocasión le dijo el pueblo: bueno las elecciones... iban a haber seguramente unas elecciones... tienen que votar por el Partido Conservador y si no votan entonces que vayan alistando la maleta para que se vayan”.
Los años sangrientos del gobierno de Mariano Ospina Pérez, 1946 - 1950, que incluyó el asesinato de Jorge Eliecer Gaitán y el llamado Bogotazo, lo hicieron pensar en su destino.
“Yo me quería entrar a la guerrilla por lo que había visto, cómo mataban a la gente la policía, la chulavita, en Órganos cuando yo estaba pequeño que nos llegó esa policía en 1946 ya después de que tomó la presidencia Mariano Ospina Pérez y llegó esa policía y nos quitó la escuela, hizo cuartel en la escuela, a nosotros nos echaron y yo quedé sin estudio y sin nada (...) por la tarde ya llegó la otra policía y llegaron con 6 presos, yo no me acuerdo por ahí tengo el nombre de ellos... era Víctor Cardozo y otros 6 presos llegó esa policía y le dieron la comida y todo y llegaron los presos, entonces mi mamá, eran amigos de mi mamá... mi mamá fue a darles comida y la policía no dejó, ni agua ni nada, y sí ahí los tuvieron en el cuartel como unas 2 horas, los sacaron a un río del Jagual y por allá los mataron, dispararon por allá en un charco que se llama El Remolino y ahí los mataron y los echaron río abajo”.
Ser testigo de la violencia le generaba múltiples interrogantes.
“Yo preguntaba como pequeño, por qué y cómo y eso por qué lo hacían (...) y uno dice bueno y cuando yo esté grande también será que me van a coger así, yo no... y ya me encontré con guerrilla entonces me explicaban y entonces unos guerrilleros antiguos me explicaban cómo habían comenzado por Río Blanco, por Tolima, cómo había comenzado la guerrilla y todo eso”.
Muerta su madre, eligió a llamados sucios o comunes por encima de los limpios o liberales. Optó por ese camino de la mano de un padrino comunista.
“Un guerrillero antiguo ‘Mundo viejo’ fue el que me dio mucha charla ya de la organización y que era... entonces yo me fui con ‘Mundo viejo’…era sucio, común, era de los comunes entonces en ese tiempo les decían que los comunistas eran sucios y los otros eran limpios, entonces me fui con ‘Mundo viejo’ (...). Yo me quedé con él...
Vivió la amnistía del general Rojas Pinilla, en 1953, que terminó en engaños de tierras que nunca llegaron y asesinatos de desmovilizados. Con el fin de la dictadura, el gobierno de Alberto Lleras Camargo creó en 1958 el Plan Nacional de Rehabilitación. Fue en esa época, que Manuel Marulanda Vélez se convirtió en inspector de carreteras en la legalidad.
“Charro y Marulanda aceptaron la pacificación y a Marulanda le dieron trabajo de la carretera de Neiva a Gaitania o del Carmen a Gaitania, Tolima”.
Pero llegó la traición, alimento de los odios y de las guerras. Los limpios, cercanos al gobierno, le tendieron una trampa a los comunes y mataron a Jacobo Prías Alape, alias ‘Charro negro’, amigo de Marulanda.
El llamado general Mariachi, liberal amnistiado, tuvo bajo su encargo la ejecución en enero de 1960.
“Mandó cuatro guerrilleros y fueron, subieron a Gaitania y Charro estaba muy confiado y lo invitaron a una entrevista en la plaza y salió Charro solo a atender la entrevista que mandaba Mariachi de planada y se pusieron a conversar ahí en la plaza en Gaitania y después entonces Charro le dio por entrar a una tienda a comprar una cosa y luego salía por la otra puerta y luego se le fue uno de los mariachi por detrás y lo acribilló a balazos por la espalda... acabaron con la vida de Charro".
Ese día se sembró la semilla de las FARC.
Updated: julio 18, 2017 02:21 p. m.