La trata de personas es uno de los delitos que más crece en Colombia. Los criminales se siguen aprovechando de la necesidad y los sueños, sobre todo de mujeres, para prostituirlas y esclavizarlas.
Casas como una ubicada en el sector de Bocagrande en Cartagena u otra en la localidad de Kennedy en Bogotá, que operaban bajo la fachada de comercio, eran en realidad sedes de redes criminales que se dedican a la explotación sexual de mujeres y niñas. Los bandidos cometen este delito a partir de la necesidad de las víctimas.
“Este delito se ha venido incrementando también a raíz de la situación social que se presenta en los países, no solo Colombia, sino en países de Suramérica”, aseguró Hugo Tovar Pérez, director especializado contra violaciones de los derechos humanos de la Fiscalía.
La tecnología ha sido fundamental para que estas organizaciones delincuenciales ubiquen a sus víctimas. Una vez las identifican y seleccionan, según las investigaciones, las vinculan a una comunidad virtual donde se ofrece todo tipo de servicios sexuales.
En Colombia, estas bandas criminales tienen su centro de operaciones en ciudades como Cartagena y Medellín, al igual que en regiones como el Valle del Cauca, el Eje Cafetero y Santander. Allí reclutan a sus víctimas, a quienes luego envían a Centroamérica y Europa.
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“Las mayores rutas que hemos encontrado son hacia Chile y Perú, en Sudamérica; República Dominicana y México, en Centroamérica, y España y el reino de Andorra, en Europa”, anotó Pérez.
En el caso de México, los traficantes de personas están relacionados con el narcotráfico.
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“Ellos lo que hacen es que, cuando captan las menores, tienen una relación con otras estructuras criminales en México y lo que hacen es básicamente que, cuando las niñas llegan allá, son recibidas por integrantes de estas estructuras que tienen obviamente una relación con las estructuras colombianas y lo que hacen es retener, en la mayoría de casos, los pasaportes, eventualmente empezar a cobrar unas deudas y la única forma que ellas tienen para pagar esas deudas es a través de prestar esos servicios sexuales”, explicó.
Muchas de estas víctimas también son menores de edad a cuyos padres engañan con falsas promesas de trabajo en campos como el modelaje y en destinos del extranjero.
“Lo que hemos encontrado es que son niñas que pueden tener entre los 14, 15, hasta los 18, 19 años de edad. A veces se falsifican documentos, a veces cuentan con los permisos de los padres y a partir de ahí es que se logra sacar a estas niñas del país”, indicó el director especializado contra violaciones de los derechos humanos de la Fiscalía.
Según cifras de Unicef, durante los últimos años, más de 55.000 menores entre los 12 y 14 han sido víctimas de este delito en Colombia.
Además, Colombia es el cuarto país de América Latina con mayores cifras de turismo sexual de menores.