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En la cárcel La Tramacúa, en Valledupar, una de las más seguras y rígidas de Colombia, paga su pena Harold Andrey Echeverry. Este criminal fue sentanciado a 47 años de prisión por el feminicidio de la pequeña Michel Dayana González.
El sádico confesó que el 7 de diciembre de 2023, Día de las Velitas, raptó a la adolescente de 15 años y la asesinó de la manera más cruel dentro del taller que él cuidaba cerca de la casa de la víctima, en el barrio San Judas de Cali, la capital del Valle del Cauca.
(Lea también: las similitudes entre los atroces feminicidios de Sofía Delgado y Michel Dayana González)
“Empezó una discusión y ya. Me dio con un atornillador y yo me defendí. Le pegué en la cabeza y ella cayó. Quedó convulsionando, fue horrible. Esa decisión creo yo que la tomé por miedo, estaba desorientado, fue algo que en 5 minutos me cambió la vida”, le dijo el descarado criminal al programa El Rastro, de Caracol Televisión.
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Con absoluta frialdad, Harold Andrey Echeverry agregó en la entrevista, desde la penitenciaria: “No hay razón para hacer lo que yo hice, es algo que a mí me ha dolido. No tengo cómo pagarles el daño a ellos, no tengo cómo devolver una persona a la vida. Que me perdonen. Yo sé que no hay manera de perdonar a una persona así, yo mismo le desearía la muerte a una persona que me hiciera eso, pero no era algo que yo tuviera planeado. Si pudiera lo haría y quisiera ser yo el muerto”.
Como este feminicida, otros monstruos abusadores y asesinos de niños purgan o han purgado su pena en La Tramacúa. Entre estos se encuentran:
Allí, en esa prisión de Valledupar, también están o han estado:
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Situada a 3.5 kilómetros de la vía que conduce del Batallón La Popa al corregimiento de la Mesa, fue inaugurada en el año 2000. Los habitantes de Valledupar la bautizaron así debido a su gran tamaño. Tiene dos pabellones para sindicados, dos patios de mediana seguridad y una sección de alta seguridad. Las celdas miden seis metros cuadrados.
Por su diseño, en La Tramacúa no hay casi espacio para que se filtre la luz. A raíz de ellos, los reos, en grupos de diez, deben tomar el sol solo una vez al día, según ha trascendido a medios de comunicación.
Con capacidad para 1.600 internos, sus instalaciones alcanzan las 15 hectáreas. A los detenidos se les obliga a usar uniforme, a diferencia de lo que sucede en otras penitenciarias de Colombia. Allí los capturados no suelen relacionarse entre sí y permanecen bajo estricta vigilancia, monitoreados 24/7 por cámaras de seguridad.