El escalofriante crimen fue cometido en una vivienda ubicada frente a las instalaciones de la estación de Policía Fray Damián, en el centro de Cali. En el lugar fue encontrado el cuerpo del patrullero Nicolás Montoya, de 23 años, con múltiples heridas por arma blanca.
Habitantes del sector afirmaron que, por la forma como se ejecutó, el homicidio se habría perpetrado por asuntos pasionales. “Para hacerle tantas heridas, la persona que las causó lo habría hecho por algo sentimental. Eso es lo que más consterna a la comunidad por acá. Quedamos sorprendidos con un hecho de esos”, dijo Luis Bedoya.
El hallazgo del cuerpo del patrullero se produjo luego que sus compañeros decidieron acercarse a su residencia, tras notar por varias horas su ausencia en su lugar de trabajo.
“Fueron 19 puñaladas que le pegaron por la espalda. No hay ningún esfuerzo, lo encontramos ahí y lo intentamos llevar a la clínica pero lamentablemente murió”, explicó uno de sus compañeros.
El uniformado, que trabajaba en la estación Fray Damián, adscrita a la Policía Metropolitana de Cali, es recordado por sus vecinos como una persona muy seria, respetuosa y callada. “Era un señor muy serio. No hablaba con nadie, Era de su trabajo a su casa y no más”, señaló Adriana Gómez.
Como principal sospechosa del crimen fue detenida una mujer de 50 años, quien es la administradora del inmueble donde vivía el uniformado y, al parecer, era su compañera sentimental.
“Ella bajó corriendo a decir que lo habían matado, pero no sabemos qué más haya pasado, pues la única que tenía las llaves del apartamento era ella”, aseguró Fernando Pérez.
Por su parte, el padre José González, vicario de la Arquidiócesis de Cali, rechazó el hecho y reiteró que no existe justificación para atentar contra la vida de una persona. “Toda muerte debe dolernos y por lo tanto es un rechazó total, un repudio total”, puntualizó.
Entretanto, la Dijín asumió la investigación del caso, sobre el cual aún no se han revelado hipótesis para no entorpecer el proceso.