Isabel Goncalves fue víctima de una brutal golpiza en el suroccidente de Bogotá por denunciar, junto a su esposo, a los dueños de un bar que no le bajaban el volumen a la música y, además, mantenían el sitio abierto casi hasta las seis de la mañana.
Guillermo Guerrero, pareja de la mujer agredida, dijo que hace 6 meses empezó su problema por el establecimiento que abrieron detrás de su casa.
“El fuerte ruido, las vibraciones de la casa, nos lleva a denunciar a la línea de Bogotá te escucha, llamamos constantemente al cuadrante, al 123 durante casi todos los días, buscando que bajen el volumen y al no encontrar la solución decido irme a buscar las pruebas para lograr que nos escuchen”, señaló.
Finalmente, un día, cuando eran ya “casi las seis de la mañana, la fiesta continúa, el bar sigue abierto, hago la solicitud del cuadrante, el cuadrante llega, hace su respectivo sello y ahí empieza nuestro calvario”, narró.
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Aseguró que los dueños del bar los siguieron hasta su casa y al llegar los agredieron, pero fue su esposa la que llevó la peor parte con la golpiza.
Isabel manifestó que la lesionaron “en la cara, los brazos, me propinaron mordiscos. Fueron dos hombres más una chica, que me tenían contra la pared y fue fuerte la golpiza que me estaban dando”.
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“La mandíbula la tengo dislocada por momentos, me falta hacer placa”, añadió.
Su esposo aseguró que las personas del bar “llevan todo el tiempo amenazándome a mí, a mi familia, a mi mamá, dicen que la van a acostar a dormir”.
El mayor Andrés Betancourt, comandante (e) de la Policía de Kennedy, dijo que tras la denuncia de la golpiza “vamos a generar el tema de apoyo y acompañamiento para evitar que esa situación se vuelva a presentar”.