"No nacimos para la guerra, nuestra lucha es por la vida". Leyendas como estas se encuentran escritas en las paredes de la Casa de la Paz, un lugar que rescata la memoria histórica de un conflicto armado que ardió por más de 50 años y que se ha intentado apagar desde que se firmó el Acuerdo de Paz con las FARC.
En esa morada habitan Doris Suárez y Álex Monroy, dos excombatientes líderes en la consolidación de la Casa de la Paz como emblema del proceso y atractivo turístico de la capital.
Pero la historia de ellos dos no comenzó ahí, tras esa gran firma crearon un emprendimiento que les cambió la vida: La Trocha, cerveza artesanal.
Maestros cerveceros les enseñaron el oficio y tras meses de aprendizaje crearon su propia marca. Una bebida que, además de convertirse en su fuente de ingresos, fue la oportunidad que les dio la paz para regresar a la vida civil. Cerveza "Coromoro", "Porter" y la "Churuca" hacen parte del inventario y son un infaltable en la experiencia de visitar la Casa de la Paz, lugar en el que se comercializa.
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Con esfuerzo, Doris junto a más de diez excombatientes, han levantado los cimientos de la paz en cada rincón de esa casa, sin embargo, la historia de su vida no ha sido fácil. Se unió a las filas hace más de 30 años y estaba en Antioquia cuando el hermano de un integrante de las Farc la delató. Organismos de seguridad la capturaron y fue a parar a la cárcel.
"Yo tenía una imagen mucho más escabrosa de lo que es la prisión y yo creí que no iba a aguantar. Cuando llegué a la cárcel lo asumí muy tranquilamente pensando que me enviaban por rebelión. Creo que en esa época eran 7 años de condena, algo así. Yo pensaba que con libertad condicional serían 4 años y medio y listo. Pues me condenaron a 40 años, permanecí 14 años y un día en la cárcel y salí gracias al Acuerdo de Paz", relató.
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Como ella, hoy son 756 reincorporados que residen en Bogotá, quienes se enorgullecen de escribir las páginas de una nueva historia.
"El acuerdo es un punto de quiebre, de inflexión en términos políticos. Desafortunadamente lo han visibilizado más y lo han valorado más a nivel internacional que aquí en Colombia. Pero si viéramos ese acuerdo, es maravilloso, no es revolucionario y sienta las bases de una verdadera democracia. Ojalá luchemos por implementarlo", argumentó Doris.
Según cifras de la Agencia para la Reincorporación y la Normalización, más del 70% de la población en proceso de reincorporación está ubicada en la ruralidad, es decir, en más de 580 municipios de toda Colombia. Mientras que el 30%, lo que quiere decir, entre 3.000 y 4.000 excombatientes, se encuentran en las grandes ciudades.
Andrés Felipe Stapper, director de la Agencia para la Reincorporación y la Normalización, aseguró que "más de 7.000 excombatientes ya tienen un proyecto productivo en el país, lo que quiere decir inversiones por aproximadamente 73 mil millones de pesos".
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En el proceso de la reincorporación a las grandes ciudades, Bogotá es el epicentro y será la primera ciudad en contar con dos programas de desarrollo con enfoque territorial urbano. Uno se ubicará entre Bosa, Ciudad Bolívar y Soacha y el otro, en Sumapaz; zonas que han reclamado por años su reconocimiento como víctimas de la guerra.
Al día de hoy, cinco años desde que se efectuó la gran firma de la paz, 13.000 excombatientes continúan en su proceso de tránsito a la legalidad y aunque existen esfuerzos por parte de los actores de la paz, las víctimas y excombatientes siguen pidiendo garantías en la implementación del Acuerdo, presencia permanente del Estado en las regiones, inversión social y mayor voluntad política para alcanzar una total implementación.
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