Se trata de fusiles y pistolas procedentes de Estados Unidos que iban a parar en manos de ‘Gavilán’ y ‘Otoniel’. Trece personas fueron capturadas.
En un trabajo conjunto entre la Dijín y el FBI, se pudo conocer la ruta y el procedimiento que realizaban los traficantes y la banda criminal.
En los seguimientos, los agentes interceptaron llamadas telefónicas donde se informaba la llegada del cargamento a la capital colombiana. El rastreo y la información de un detenido permitieron a las autoridades llegar hasta el campamento de alias ‘Gavilan’, en Urabá, desde donde se enviaba a un ‘mensajero’ para concretar el millonario negocio.
“Lo hacían a través de las paginas en donde venden pequeñas partes de fusil (…) directamente en Estados Unidos, a través de internet. Como eran piezas pequeñas, llegaban a aeropuertos colombianos, a mensajería. De ahí, eran llevadas a San Andresito, donde con piezas nacionales armaban ese cargamento”, afirma el general Jorge Vargas, director de la Dijín.
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Las armas eran transportadas en buses intermunicipales y eran reclamadas por terceros para no levantar sospechas. Finalmente las entregaban al Clan del Golfo.