Las alarmas en Bogotá están encendidas por la ocupación de las unidades de cuidados intensivos para la atención de pacientes con COVID-19.
De seguir así, y de cruzar la delgada línea de ocupación, la capital podría verse próxima a una emergencia sanitaria sin precedentes.
Para entenderlo mejor: Bogotá tiene 1.230 unidades de cuidado intensivo, de ellas 722 se destinaron única y exclusivamente para atención de pacientes contagiados o sospechosos de portar el virus.
El problema es que más de la mitad, 386, están ocupadas y la capital tan solo dispone de 336 para atender todas las emergencias. La ocupación de UCI en la ciudad llegó este jueves , por primera vez, a su punto más alto: 53,46%.
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Lo complejo, para algunos expertos, es que no parece fácil reversar esta cifra y, por el contrario, “de mantenerse la tendencia actual en una semana, en diez días más, podríamos llegar al 70 %, que es un punto límite de saturación. De allí pasar a un 90 % es cuestión de días”, advierte el docente Luis Jorge Hernández.
Según Hernández, “si se sigue la tendencia de 10 a 15 días podríamos estar sobresaturados”.
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Por eso, de darse la declaratoria de alerta naranja, la Secretaría de Salud tendría la potestad de tomar el control de todas las unidades de cuidado intensivo que existen en Bogotá.
Otra de las medidas que se adoptarían en el marco de la alerta naranja sería la de ejercer mayor control a las personas contagiadas asintomáticas y que se recuperan en casa, para que se mantengan en confinamiento so pena de ser procesadas por los delitos de violación de medidas sanitarias y propagación. Estas penas van desde los cuatro a los ocho años de cárcel.