Se calcula que cada 24 horas este negocio ilegal recauda un promedio de 2 mil millones de pesos. Las víctimas se cuentan por miles.
“Al banco yo le pedí 5 millones de pesos prestados, tenía a mi hermano que es fiador con su casa, le di los papeles y no, lo único que me daban era un millón de pesos”, cuenta un obrero que ahora sufre el asedio del gota a gota.
Y es que las entidades bancarias tienen en cuenta los reportes de las centrales de riesgo, los codeudores, los ingresos, pero casi siempre es la informalidad laboral la que hace que no reúnan las condiciones.
Por eso las víctimas del gota a gota suelen ser comerciantes de plazas de mercado, los llamados San Andresitos, tiendas de barrio, misceláneas, peluquerías y amas de casa.
Pero las condiciones para acceder a estos créditos son tan duras que hasta la vida ponen en juego.
Para empezar los intereses son diarios con tasas hasta del 20%. Además, imponen los plazos, obligan a los usuarios a comprar seguros, rifas que nunca juegan, cobran interés de mora e, incluso, hasta exigen auxilios de gasolina.
En la localidad de Kennedy es un secreto a voces de que el dueño de una miscelánea, que no pudo pagar las cuotas, presenció impotente cómo hombres en motocicleta llegaron a su local, empacaron toda la mercancía en bolsas y le dejaron los estantes vacíos. Así saldó su deuda.
Pero otros pagan los intereses con sus vidas.
Vea la primera parte de este informe especial:
Le mandaron a los de la moto: pesadilla de una mujer que pidió prestado a un ‘gota a gota’
Updated: septiembre 26, 2018 02:09 p. m.