Noticias Caracol reconstruyó uno de los peores atentados cometidos por Pablo Escobar. Periodistas, expertos y víctimas recobran las memorias del horror.
El 27 de noviembre de 1989, a las 7:16 a.m., el vuelo 203 de Avianca, un Boeing 727, explotó en el cielo con 101 pasajeros y 6 tripulantes a bordo.
Pedazos de la aeronave cayeron en segundos sobre el cerro Canoas del municipio de Soacha.
"Yo lo vi que explotó aquí derechito... ¡paummmmm! Fue una llamarada, formó una bola de candela y luego a los pocos segundos el chorro de humo", contó entonces Carlos Eduardo Jiménez, testigo del atentado, al noticiero 24 Horas, el primero en llegar al lugar de la tragedia.
Gonzalo Rojas, hijo de Gonzalo Hernán Rojas -quien viajaba en el avión-, asegura que el atentado fue orquestado para asesinar al entonces candidato presidencial César Gaviria Trujillo.
"Fue una alianza entre el narcotráfico, entre el paramilitarismo y unos agentes del Estado que alertaron que en ese vuelo iba a viajar el candidato César Gaviria", dice.
Y cuenta que, luego de hablar con el expresidente, aclaró muchas dudas: "por muchos años, todos, digamos los familiares de las víctimas, habíamos pensado que él se había bajado del avión, que él no había abordado, que le habían avisado, que él sabía. No, nada de eso pasó. El candidato hace dos semanas no viajaba en Avianca por una decisión personal que él había tomado".
Álvaro Fredy Acevedo, cronista de Noticias Caracol que cubrió de primera mano este atentado para Univisión en Colombia, recuerda con horror lo que se encontró cuando subió la montaña.
"Yo veo una cantidad de una mancha roja inmensa y lo primero que pensé fue: ganado, había muchas vacas pastando en ese lugar, cuando hago un ajuste de la cámara y le meto el teleobjetivo, me doy cuenta de un sacerdote echando bendiciones en toda la zona. Me doy cuenta de que lo que había era un número grandísimo de personas ahí muertas", narra.
Óscar Arcila, otra víctima del atentado, reconoce que le costó mucho tiempo entender que era real que un avión había explotado en los aires y que su papá había muerto.
El avión era tripulado por:
Capitán José Ignacio Ossa
Copiloto Frenado Pizarro
Ingeniero de vuelo Jairo Castiblanco
Jefe de cabina Rita Galvis
Auxiliares de vuelo Astrid Gómez y Germán Pereira
Esa mañana, antes de decolar de El Dorado, Rita le pidió a Diego Roberto Bermudez, entonces jefe de cabina de Avianca, que le cambiara el vuelo porque quería terminar de trabajar temprano para viajar a Cúcuta y llevarle los regalos de Navidad a su mamá.
Diego asumió otro vuelo y, cuando llegó a Montería, se enteró de que el avión de Avianca en donde iban sus entrañables compañeros había estallado en el aire.
"Mi instinto fue irme a llamar a mi casa, no había celular por supuesto en esa época, a avisarles, los teléfonos ocupados. Llamaba a la oficina de mi papá, también todo ocupado. Hasta cuando me contestó un tío y ahí me dijo: ‘que gusto me da escucharlo porque tengo a su papá llorando en el otro teléfono... claro, me daban por muerto", cuenta Diego Roberto Bermúdez, exjefe de cabina de Avianca.
Para Gonzalo Rojas, director de la Fundación Colombia con Memoria, no hay duda de que Pablo Escobar ordenó el atentado. Lo planeó, según él, en tres reuniones en el Magdalena Medio junto a otros miembros del Cartel de Medellín.
Para el ataque, contrataron a un ‘suizo’, como denominaban a quien se iba a suicidar sin saberlo. A él le dijeron que su tarea era grabar unos sujetos en el avión y que en la maleta con explosivos iba una cámara.
"Esto fue un atentado macabro, terrorista, con una sevicia como nunca", agrega Bermúdez.
Treinta años después, los familiares de quienes fueron blanco de la demencia de Pablo Escobar sienten que la justicia y el Estado colombiano nunca se han preocupado por cerrar este caso.
Hoy en el cerro Canoas, la Cámara de Comercio de Bogotá y la Alcaldía de Soacha siembran un gigantesco bosque en el lugar que cayó el avión, el bosque rinde memoria a 107 inocentes que fueron presa de la crueldad.
Updated: diciembre 17, 2019 06:54 p. m.