El escritor colombiano comparó ambas sociedades, explicó qué le reconoce al chavismo y criticó la agenda política del país.
¿Si el chavismo va a elecciones pueden ganar nuevamente?
No lo sé, pero cuando está aceptando las reglas de juego de la democracia tiene que aceptar que se gana o se pierde.
¿Qué es eso que tanto le reconoce al chavismo?
En un continente tan injusto como América Latina, siempre tendré como principio apoyar a todo aquel que piense más en la gente que en los grandes grupos económicos.
Colombia es un país donde los niveles de pobreza son enormes, donde los niveles de desamparo son gigantescos y por mucho que los gobiernos están dando partes de victoria, aquí por ejemplo han decidido que una persona solo es pobre si gana menos de 200 mil pesos, pero eso no se lo cree absolutamente nadie. Pero la mayor parte de la sociedad colombiana sabe qué pozo de dolor es Colombia.
Además, con respecto a Venezuela, si nos ponemos a comparar, la verdad es que 18 años de revolución bolivariana con toda y la polarización terrible que ha habido no han arrojado los niveles de muertos, de masacres, de catástrofes que ha mostrado Colombia en ese mismo periodo.
Sin embargo, nosotros tenemos la costumbre de voltear a mirar al vecino y tratar de mostrar que allá está al infierno y que aquí está al paraíso, y no es así
Usted cree que en Colombia puede haber un caldo de cultivo que derive en una revolución como la que hubo en Venezuela
Si los pobres colombianos fueran tan capaces de quejarse como los ricos venezolanos, Colombia cambiaría, pero la verdad es que aquí hay, además de la miseria, del abandono, de la exclusión y de la falta empleo, uno no entiende antes cómo la sociedad colombiana se sostiene o no explota.
¿Cómo ve esos rencores y ese conflicto entre santismo y uribismo? ¿Qué consecuencias tiene?
Me parece que están perdiendo la oportunidad de que Colombia se asome a la modernidad y al futuro, hay una agenda muy grande de temas que los partidos políticos no le proponen al país: nadie nos está hablando de la renovación de energía, nadie nos está hablando de la protección del agua, el río Magdalena está totalmente envenenado (…) Colombia era una fábrica de agua y estamos permitiendo que todo ese templo natural sea profanado de una manera infame y mientras tanto los políticos que uno esperaría a que estén proponiéndole al país soluciones, caminos, horizontes, lo único que encuentran es la vieja consigna de la política colombiana que es predicar el odio y tratar de hacer que la gente esté enfrentada los unos a los otros.
Updated: mayo 27, 2017 08:55 p. m.