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Con alegría, esperanza y mucha devoción recibieron en Villavicencio a Francisco

Con alegría, esperanza y mucha devoción recibieron en Villavicencio a Francisco

Desde la noche anterior, una multitud se dio cita en Catama. El papa saludó sonriente a los miles que salieron al paso de su caravana.

El recorrido inició en un automóvil negro cubierto y en compañía de su séquito y de varios vehículos de la caravana de seguridad por ‘el camino ganadero’ en Villavicencio.

Bergoglio iba con la ventana abajo, ondeando su mano y sonriente ante los miles de fieles católicos que lo acompañaban felices y ansiosos, a lo largo de 9,5 kilómetros de camino.

Contrario a sus recorridos en Bogotá, en la capital del Llano los seguidores católicos no tenían cordones de seguridad. Una señora mayor aprovechó la oportunidad y se acercó hasta el papa y logró tomarlo de la mano. Varios lograron estar cerca de él.

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Por seguridad cerraron la ventana del vehículo. Más tarde el papa la volvió a abrir, fue ahí cuando este hombre con un niño en brazos logró acercarse al carro, y logró la bendición apresurada del pontífice. Otra mujer, corriendo con un cuadro en la mano, se acercó lo suficiente y se lo entregó. La mujer emocionada volvió a la multitud celebrando su hazaña.

El desplazamiento experimentó muchos cambios de velocidad. En un punto incluso se debió hacer un doble cordón de seguridad, cuando el camino se hizo muy estrecho por la aglomeración de personas que se acercó al vehículo.

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Cuando el sumo pontífice llegó a la entrada del Parque Catama cambió de vehículo y subió al papamóvil. Cruzó unas palabras con uno de sus jefes de seguridad, quien con gestos le indicaba que todo estaba saliendo bien.

Reanudó su recorrido entre la multitud por las 44 hectáreas del Parque Catama, lugar destinado para la misa campal. Allí le arrojaron pétalos, le gritaban "Francisco, el Llano está contigo". 

Después de 15 minutos de recorrido, el papa descendió del papamóvil y fue recibido por un grupo de indígenas de la comunidad de Puerto Gaitán, Meta, y otros más del Amazonas.

Allí hablaron unos minutos y le entregaron un sombrero vueltiao, que el papa no dudó en ponerse de inmediato. Era un gesto representativo de nuestra cultura colombiana, como también lo fue el collar de semillas obsequiado, que el papa lució orgulloso.

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