La Navidad de 2003 para Jonier Quiceno es el peor recuerdo de su infancia. Tenía 10 años cuando él y su familia estaban acorralados por los paramilitares en el municipio de San Carlos, oriente antioqueño, y llegaron a Medellín con las manos vacías. Desde ese momento tuvo claro que no quería que ningún niño volviera a preferir un arma que un libro.
“Para mí fue todo muy traumático, pero yo encontré en el arte y la cultura esa inspiración para transformar a los jóvenes y cambiar esas realidades”, manifiesta este líder social de Altavista.
Así nace la idea de unirse con la Fundación Regalando Abrazos para crear una biblioteca comunitaria en el corregimiento de Altavista, donde las bandas delincuenciales Los Pájaros y Los Chivos han querido instrumentalizar a los menores, pero con esta iniciativa pretende arrebatárselos.
“Nosotros queremos darles ese espacio donde tengan otras herramientas, que no cojan una pistola si no que vengan y que digan: quiero un libro, el arte, un deporte”, explica Susana Botero, fundadora de la Fundación Regalando Abrazos.
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La cuarentena también ha dejado a algunos niños sin estudio, por eso, fueron invitados para ponerse manos a la obra: pintan día y noche la biblioteca que esperan que sea el lugar que recuerden cuando crezcan.
“No quiero violencia para nuestro futuro, quiero estudiar, quiero los libros, quiero aprender”, destaca Salomé Quintero, habitante de Altavista.
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Ahora, tienen en sus manos los libros que la comunidad ha donado para la biblioteca, a la que le faltan 15 días para ser terminada.
Aún necesitan recursos para que este sueño sea una realidad y contribuir a mejorar el futuro de 250 niños y jóvenes.
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