De qué se habló en el consejo de ministros, la posición del presidente Belisario Betancur y otros detalles del sangriento episodio para el país. Exclusivo.
Hace 34 años, cuando el M-19 se tomó a sangre y fuego el Palacio de Justicia, un consejo de ministros se adelantó por orden del entonces mandatario Belisario Betancur para definir las acciones que se debían tomar para atender esa tensa situación.
Uno de los apartes de las actas, hasta hoy reservadas, evidencian que la entonces ministra de Comunicaciones, Noemí Sanín, fue partidaria de emprender un diálogo con los comandantes guerrilleros al mismo tiempo que se planeaba un ataque de las fuerzas armadas.
Partidario de la recuperación del palacio, también se pronunció Iván Duque Escobar, entonces jefe de la cartera de Minas y Energía. "Expresa que es inútil el diálogo, pero que se debe establecer un plazo para la toma definitiva del palacio", señala una de las actas.
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En este punto, los documentos dejan ver que los ministros del presidente Betancur escuchaban la narración radial del desenlace de la toma del Palacio de Justicia: ya habían sido asesinados por lo menos ocho magistrados de la Corte Suprema De Justicia.
El relato oficial de la Casa de Nariño evidencia el argumento de Noemí Sanin para censurar a los medios de comunicación que le contaban al mundo la tragedia del Palacio de Justicia.
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"(...) solicita abstenerse de transmitir por radio o televisión informaciones sobre los operativos militares en directo o a través de entrevistas o comunicados, puesto que ello dificulta cualquier operación tendiente a salvaguardar la vida de las personas que ocupan el palacio de justicia y las zonas aledañas", quedó consignado.
También, que el ministro de Justicia, Enrique Parejo, que pidió investigar lo ocurrido dentro del palacio, dejó una constancia hasta hoy desconocida y que compromete al ejército: "tengo la sensación de que el consejo de ministros no fue suficientemente informado sobre los desarrollos del operativo militar. La propuesta del ministro de Justicia en el sentido de conversar con el señor Andrés Almarés, uno de los cabecillas de la toma del Palacio, y que el consejo de ministros acogió, muy probablemente se vio frustrada por la precipitada toma del cuarto piso, que era el lugar donde se hallaban el doctor Reyes Echandía y otros magistrados"
Los documentos inéditos revelan, además, que quienes en esos días rodearon al presidente Betancur hablaban de unión, de orgullo y de no hacer juicios precipitados en contra de quienes planearon y ejecutaron el operativo de recuperación del palacio.
En el consejo ministerial de noviembre de 1985, también en cabeza del ministro de Hacienda, se planteó cuál debía ser la posición del estado frente a las víctimas del holocausto: "se hizo todo lo que se debía hacer, por lo tanto, pese al dolor que nos embarga, no debemos pedir perdón".
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El presidente hablaba de estudiar el futuro y del proyecto de alocución que pensaba leerle al país, asumiendo su responsabilidad: "digo que yo asumo la responsabilidad. El único responsable es el presidente de la República. Por supuesto que también digo que consulté."
Los documentos, que hacen parte del expediente del palacio de justicia, dejan claro que el presidente Betancur fue quien dio la orden de limpiar el desastre del asalto terrorista del M-19, cuando había terminado la recuperación del edificio.
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Las actas revelan que esa orden presidencial fue complementada por el ministro de Gobierno, Jaime Castro, un día después. "Se deben evitar los entierros con manifestaciones, que lo ideal sería inhumarlos en la fosa común, previo el cumplimiento de todos los requisitos que ordena la ley".
Estos documentos dejan ver que el 10 de noviembre, cuando el país se preparaba para despedir a las víctimas del terrorismo, el presidente Betancur anunciaba a sus ministros que tenía la conciencia tranquila.
Las conclusiones del cónclave ministerial revelan escabrosas verdades de esos días de horror: "los asaltantes anunciaron su intención de volar el palacio, de asesinar uno por uno los magistrados rehenes, y de lanzar sus cadáveres cada cuarto de hora a la Plaza de Bolívar".
Así como el juicio final del presidente Belisario Betancur frente a estos hechos, él aseguraba que aunque su gobierno saliera debilitado, las instituciones se fortalecerían por su eficacia cualesquiera fueran los resultados.
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