Afros e indígenas, marcados por un histórico olvido institucional, reciben servicios de profesionales en distintas áreas de la salud.
El recorrido inició el pasado 5 de septiembre, el primer punto fue Riosucio, la capital del Bajo Atrato, principal receptor de desplazados por el conflicto armado.
Según la Alcaldía de Riosucio, en los últimos cinco años, diez mil personas, entre afros e indígenas, han llegado a la cabecera municipal.
Esta población vulnerable es foco de atención de una brigada del Ministerio del Interior, que puso sus ojos en el río Atrato.
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En la misión viajan odontólogos, pediatras, ginecólogos y una extensa rama de médicos especialistas empeñados en brindar sus servicios a los más necesitados.
“Hay que hacer patria y ayudar a todos nuestros territorios colombianos, sobre todo en las zonas más vulnerables que tiene nuestro país, hay que ayudar”, dice Gladys Rosales, ginecóloga que integra la misión.
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Habitantes creen que misiones como esta son las acciones que pueden desactivar a los grupos armados y proteger a sus muchachos de los violentos.