‘El Cucho’ se mostraba amable de día, pero de noche se internaba en el monte para liderar a unos 50 hombres que extorsionaban y asesinaban.
Muchos residentes de la zona creían que quien vivía junto a ellos era un hombre trabajador, pues en las madrugabas lo recogía una camioneta que, aseguraba, era de su empresa. Sin embargo, la realidad era otra.
Para los agentes de inteligencia de la Policía de Caldas y Tolima, este inocente vecino era en realidad un líder de la zona que tenía en su casa armamento de alto calibre.
Descubrieron que la camioneta que lo recogía lo llevaba en compañía de otros a las montañas que limitan con el departamento del Tolima. Desde allí se vestía de camuflado y efectuaba llamadas extorsivas a campesinos, profesores y médicos de la zona.
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En una de las llamadas interceptadas, ‘el Cucho’ le pidió a una de sus víctimas medicamentos para tratar la leishmaniasis de cuatro de sus hombres; si se negaba, lo asesinaban.
Un agente que se infiltró en la organización logró ser llevado hasta el sitio donde habían montado el campamento. Además, el líder le reveló las zonas donde sus casi 50 hombres extorsionaban y asesinaban: “Me gusta el Cauca, Nariño, Antioquia, Córdoba, Sincelejo, el sur de Bolívar, Santander, Norte de Santander… allá lo explota uno”.
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Gracias a estas infiltraciones y a los seguimientos de los agentes encubiertos, le quitaron la máscara al que señalaban era el buen vecino.
En total 12 integrantes de la organización fueron detenidos.