Nadie estaba en la vivienda, ubicada en San Calixto, uno de los cuatro municipios de Norte de Santander atemorizados por el paro armado del grupo ilegal.
"Miren cómo dejaron la casa. Donde hubiera estado sentado un niño en el momento o alguna señora por ahí haciendo el oficio de la casa habría muerto", dijo José Luis Franco, personero de la población al recorrer el inmueble.
En Hacarí, los 17 mil habitantes han vivido una de las semanas más difíciles por cuenta del encierro al que están sometidos por el EPL.
"Hay temor, hay miedo, hay zozobra, no se puede transitar por las vías, hay temor para salir de noche. De igual forma, las vías están bloqueadas por lo tanto estamos aquí resguardados", contó el presbítero Jorge Luis Carvajal, párroco del municipio.
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Y es que las huellas del enfrentamiento entre el ELN y el EPL se evidencia en las paredes de la iglesia.
Ni la ambulancia ha podido transitar por la vía principal.
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Cosechas enteras de cebolla y pepinos se están perdiendo porque no hay cómo sacarlas al mercado y el personero, al parecer, permanece escondido por amenazas.
A esto se suma que 1.500 estudiantes dejaron de ir a clases.
El conflicto también afecta a 33 mil habitantes en La Playa, Teorama y San Calixto, donde habrían derribado una torre de telefonía móvil.
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