En Cali, Carlos Arturo Perdomo nunca perdió la esperanza de volver a ver a su mamá. Esperó más de 3 décadas para volverse a abrazar con ella.
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32 años pasaron para que una madre y su hijo pudieran darse un abrazo, muestra del reencuentro más sublime y memorable entre Martha Lucia Perdomo Correa y su hijo, Carlos Arturo Perdomo.
Este hombre, que hoy tiene 38 años, había visto por última vez a su progenitora a los 6 años en el barrio Terrón Colorado, la zona de ladera de Cali. Entre sus pocos recuerdos estaban sus hermosos ojos.
Al parecer, un problema familiar los habría separado. Cuando Carlos tenía 29 años, un disparo propinado por un delincuente afectó su columna vertebral. No obstante, se las ingenió para poder trabajar como conductor de plataformas y, en medio de un viaje, encontró a quien llama su ángel, la persona que le ayudaría a encontrar a su mamá.
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“Yo le conté que medianamente le podía ayudar a buscar a su mamá, así fuimos haciendo como un cerco con otros profesionales y pudimos ir cerrando el paso, porque ella estuvo en departamentos como Antioquía, Risaralda, Caldas, Cauca y en Valle del Cauca y jamás pensamos que la teníamos tan cerca”, indicó Adriana Collazos, abogada e investigadora del caso.
Fue en la Fundación Cottolengo, ubicada en Jamundí, Valle del Cauca, donde estaba su madre junto a otros adultos mayores, que un día fueron abandonados en las puertas de ese sitio.
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Martha Lucía permaneció en este lugar esperando a que un día su hijo entrara por la puerta y ese anhelo se hizo realidad: “Me siento muy feliz de ver a mi hijo, me hacía mucha falta”.
Entretanto, Carlos Arturo Perdomo espera pasar el tiempo que le queda de vida junto a su madre.
“Compartir ya el resto de la vida con ella, lo poco que falta. Lo que nos pueda hacer felices porque ya es parte de mi núcleo. Vamos a salir adelante, para atrás nunca”, indicó.
Esta madre y su hijo están juntos de nuevo y de la mano, dicen que no se soltarán nunca más.
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