La pasada alborada en la madrugada del primero de diciembre no solo dejó quemados y malestar, también comenzaron las sanciones para los padres de los cuatro menores que resultaron quemados.
Luz Elena Calle, profesional del ICBF, manifestó que las sanciones irán desde pedagógicas hasta monetarias, dependiendo de la gravedad de las heridas del menor.
Los niños quemados son de los municipios de Rionegro, Bello y Caldas, y el más grave, de seis años, de Medellín.
Pese a todas las advertencias, la noche de la arbolada dejó 21 lesionados. Un hombre perdió uno de sus ojos y uno más algunos dedos de su mano derecha.
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Según las autoridades, para que la gente deje de quemar pólvora no hace falta más campañas, sino voluntad propia y conciencia de lo peligroso de esta tradición que tiene orígenes paramilitares y en la cual los paisas gastan unos mil millones de pesos.
Sergio Vargas, secretario de Seguridad de Medellín, dijo al respecto que “los antecedentes históricos son claros, por ese uso irracional y esa combinación perversa de pólvora y licor”.
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